martes, 2 de septiembre de 2014

¿Por qué el FSP quiere destruir las FFAA de América Latina.?

La sección “Eventos” de la revista del Foro de São Paulo, América Libre, contiene una transcripción de intervenciones realizadas en mesas de trabajo, donde se discutió el rol de las Fuerzas Armadas. Allí queda
claramente  plasmada la perversa concepción que tienen los   integrantes   del   FSP   sobre   las   FF.AA. latinoamericanas:

La mayoría de los ejércitos latinoamericanos han sido diseñados, no como guardianes de la democracia, ni de la soberanía nacional; todo lo contrario, han sido diseñados por el capital internacional, precisamente para ahogar  la  verdadera  democracia  y  para  ser policías del capital internacional. 

Los integrantes del Foro de São Paulo consideran que las Fuerzas Armadas son un instrumento de dominación de los bloques dominantes:

El accionar de las FF.AA. no es nunca un accionar
autónomo, históricamente actúan en consonancia con los bloques dominantes o hegemónicos. En todos los golpes de Estado, las FF.AA. han sido los emergentes de relaciones de poder que no podían llegar a establecerse de acuerdo a la legalidad burguesa. Las oligarquías, cuando pierden sgalidad burguesa. Las oligarquías, cuando pierden su hegemonía, actúan por el lado del golpe militar, basándose en la doctrina de la seguridad nacional. 

Según esta distorsionada opinión, se requiere de una nueva concepción -un nuevo modelo- para las Fuerzas Armadas, a fin de amoldarlas a los objetivos del socialismo. 
El documento es explícito, en cuanto a la necesidad de controlar las instituciones armadas para asegurar el poder de la izquierda en la región:

El tema militar tiene que estar en la estrategia de
los revolucionarios para romper la dominación; porque, con las diferencias que puedan haber en cada país, éste es uno de los factores de poder fundamentales con el cual tiene que lidiar un proceso revolucionario; ya que precisamente, en una
revolución, su principal problema es el del poder, de alcanzar el poder; y éste es uno de los baluartes del poder. 

De estas definiciones se desprende que las Fuerzas Armadas latinoamericanas -tal como están concebidas en la actualidad deben ser destruidas, o transformadas en otro tipo de instituciones, para que funjan como brazo armado de la revolución, con el único objetivo de asegurar la permanencia en el poder de los abanderados del socialismo.

Pero aparte de esta motivación, hay otra, aún más
preocupante y peligrosa.
Además de ser una corriente política, el Foro de São
Paulo es una mafia criminal, que sirve de vaso comunicante para los llamados “imperios transversales”, como lo son el narcotráfico, el terrorismo y el tráfico de armas.
Se les denomina imperios, por el enorme poder que ostentan y por las multimillonarias cantidades de dinero que manejan; y se les llama transversales, porque no pertenecen específicamente a un territorio, sino que se comunican, desplazan y movilizan a lo largo y ancho del globo, prácticamente sin ninguna limitación.
Aun así, los imperios transversales necesitan de espacios determinados en los cuales materializar dichos negocios, y los integrantes del Foro de Sao Paulo se los proporcionan, generándose así una simbiosis del mal, en la que todos los participantes
obtienen un importante rédito.
Todos los integrantes del Foro de São Paulo -apelando a la máxima: el fin justifica los medios- son, en el mejor de los casos, permisivos con los imperios transversales del crimen; y en el peor de los casos, se transforman en uno de ellos. 
El ejemplo más evidente lo constituyen las FARC, que dejaron de ser una simple guerrilla con fines políticos, para convertirse en el más poderoso cartel de la cocaína.
La información contenida en los computadores y dispositivos electrónicos incautados a alias Raúl Reyes, durante la Operación Fénix, demuestra la relación que existe entre las FARC y los dirigentes políticos de toda América Latina que pertenecen al FSP.

La revista América Libre no esconde su rechazo a que
los militares luchen contra el narcotráfico y el terrorismo; por el contrario, opina que el combate contra el narcoterrorismo esuna mera excusa para golpear la revolución:

El imperialismo, una vez que ya no tenía a mano la
justificación de la doctrina de la seguridad nacional, ni el anticomunismo, ha inventado nuevas funciones para las FF.AA. para golpear a la fuerza revolucionaria: 
el narcotráfico y ahora el terrorismo. Son vehículos que han sustituido al anticomunismo.

Estas dos motivaciones -transformar a los militares en
brazo armado del socialismo, y neutralizar la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo- son de carácter supranacional. 
Eso explica que las Fuerzas Armadas estén siendo atacadas de manera casi idéntica en toda la región, pese a las diferencias ideológicas que existen entre los distintos gobiernos latinoamericanos.
Como se explica más adelante, el Foro de São Paulo no es la única organización que pretende desmantelar las Fuerzas Armadas, hay otras (enquistadas no sólo en América Latina, sino en Estados Unidos y Europa) que también quieren hacerlo; sin embargo, hemos colocado el énfasis en el FSP porque, en este momento, constituye la amenaza más inmediata a la integridad de las FF.AA.
En los seis capítulos que siguen a continuación, presentados en orden alfabético -Argentina, Bolivia, Colombia, Perú, Uruguay y Venezuela- el lector podrá conocer los métodos que se utilizan en cada país para desmantelar a las Fuerzas Armadas.
Sin embargo, también podrá detectar claras semejazas, que revelan un objetivo común y un hilo conductor.
Cada capítulo fue escrito por un equipo diferente,
perteneciente a cada uno de los países referidos. La mayoría está conformado por militares retirados; pero en algunos casos también participaron civiles conocedores del tema militar. De allí los diferentes estilos de presentación y redacción.
Esta obra está concebida como un primer aporte, sujeto a ser mejorado y ampliado, para incluir los capítulos correspondientes a Brasil, Chile, Ecuador y otras naciones. 
Esperamos sinceramente que analistas de otros países decidan incorporarse al esfuerzo de develar el complot que existe para aniquilar a las Fuerzas Armadas de América Latina.

El desmantelamiento de las Fuerzas Armadas en Argentina
Colaboración del Centro de Estudios Históricos Verdad y Equidad para ser Nación
1. Introducción
Referencia histórica sobre la “guerra revolucionaria” en el país
En 1959 durante la presidencia constitucional del Dr.
Arturo Frondizi se detectó y neutralizó un grupo que intentaba iniciar una guerrilla rural en Tucumán bajo el nombre de “Uturuncos”.
En 1963, con otro presidente constitucional, el Dr.
Arturo Illía, recaló en el país el “Ejército Guerrillero del
Pueblo” encabezado por el “Comandante Segundo” -Jorge O.
Massetti mediante una invasión desde territorio boliviano a la provincia de Salta. El grupo, enviado por el Che Guevara, estaba compuesto por 50 argentinos y extranjeros, entre los que resaltaban miembros del ejército cubano. La actividad preparatoria en la zona de Orán comenzó en junio de ese año y para
marzo del año siguiente -1964- ya había sido desbaratada por la Gendarmería Nacional: muertos, desaparecidos, presos o evadidos, marcaron el fracaso de este primer intento cubano deintervención militar en nuestro país. 
En la Tricontinental de la Habana (1966) y en la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS 1967) fue cuando Cuba multiplicó la formación político-ideológica y militar de sudamericanos, bajo la consigna de “hacer la revolución mediante la lucha armada”, para lo cual instó a todos los países del subcontinente a organizar Ejércitos de Liberación Nacional para acompañar al Che en su intento insurreccional en Bolivia, donde halló su muerte.
Después de la muerte de Guevara la violencia se expandió:
movimientos insurreccionales en las principales ciudades de nuestro p aís, magnicidios e incremento sustancial de aparentes delitos comunes (asaltos, robos, secuestros) que brindaron los fondos para dotar a las tres organizaciones político-militares que nacieron en 1970: Montoneros, Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y Ejército Revolucionario del
Pueblo (ERP). Las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), cuyo nombre intentaba ocultar la ideología marxista de gran parte de sus integrantes, las precedían desde 1964 y estaban en el ápice de su desarrollo.
Desde entonces y sin importar el tipo de gobierno (jure o facto) en ningún momento detuvieron las acciones subversivas y mantuvieron inalterable su objetivo de tomar el poder para instaurar un sistema socialista, previa destrucción de las instituciones vigentes. El conjunto de acciones subversivas durante
el decenio 1969-1979 determinó un promedio de seis hechos diarios de esas características, pero el índice se eleva a 10 hechos diarios si se considera el trienio 1973-74 y 75. Debeaclararse que este significativo aumento fue una consecuencia directa e inmediata del decreto del presidente Cámpora, del 25 de Mayo de 1973 y la consecuente ley de amnistía a los dos
días posteriores, por la que irresponsablemente se liberaron  alrededor de 2000 subversivos condenados y procesados sin exigirles renuncia previa a la acción armada y entrega de su armamento. 

Hasta esa fecha en la Argentina se había luchado contra  la subversión terrorista con la ley en la mano, gracias al trabajo de la Cámara Federal en lo Penal de la Nación, una institución pionera en el mundo para contrarrestar judicialmente al terrorismo, que fue ideada por el Ministro de Justicia del general Lanusse, Jaime Perriaux, en 1971.
En 1975, dado el caótico estado imperante en el país, la Presidente Constitucional ordenó a las FF.AA. hacerse cargo e iniciar operaciones tendientes a aniquilar la subversión. A partir de esa decisión las organizaciones terroristas fueron objeto de un asedio incesante, tanto en el ámbito rural como en el medio urbano y comenzaron a sufrir crecientes bajas que los
indujeron   a   introducir   cambios  en   la   estrategia mantenida hasta ese momento. 
Un año antes había nacido la estructura dependiente
del ERP “Solidaridad Internacional” (o “Cuarto Pilar”) mediante  el   establecimiento   de   contactos  con organizaciones similares de Europa y Asia, y el inicio de las denuncias  por  violaciones  a los  derechos humanos ante organismos internacionales encargados de la defensa de los mismos, a través de decenas de Organizaciones No Gubernamentales (ONG) de siglas variadas que se fueron constituyendo, básica-mente con exiliados argentinos.

El éxito obtenido por la sociedad argentina contra la subversión  terrorista  comenzó  a  ser  desacreditado por esa campaña contra el gobierno de facto que regía al  país,  comparándolo  con  los  regímenes  nazi  o fascista donde se habían comprobado genocidios (los de la URSS no se mencionaban). .
La propaganda  repicaba  las  muletillas   consabidas: “jóvenes idealistas que eran eliminados por disentir” con militares totalitarios que habían asaltado el poder constitucional “para imponer un sistema económico contrario a los intereses po-pulares”. Pese a lo burdo de la propuesta y a la flagrante omisión de los bjetivos
y   crímenes   cometidos   por   las   organizaciones terroristas, la Argentina comenzó a ser objeto de una presión internacional tendiente a frenar su acción contra aquéllas.

En 1982 la Argentina fue derrotada por Gran Bretaña
(con ayuda de la OTAN ) en la guerra iniciada por la recuperación de sus islas Malvinas. Pese al apoyo casi unánime de los países del subcontinente (exceptuados Chile y Colombia), el aislamiento a nivel internacional fue muy profundo e influyó de manera terminante en la finalización del gobierno del Proceso Militar. En este cuadro  de  situación  tan  desfavo-rable,  las  FFAA argentinas  entregaron  el  gobierno  al  presidente electo,  Dr. Raúl R. Alfonsín,  el 10  de  diciembre  de 1983, y comenzaron a sufrir los embates de otro tipo de guerra,  más  sutil   pero   no   por   ello   menos destructiva: La Guerra Cultural. 

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