martes, 13 de enero de 2015

Maduro luce solo y sin opciones ante creciente ola de escasez y descontento

El gobernante venezolano Nicolás Maduro cuenta con un abanico de opciones cada vez más reducido para enfrentar las agigantadas olas de descontento que se abalanzan sobre su régimen, en momentos que una escasez de productos sin precedentes amenaza con devorar el poco capital político que aún le queda.

Expertos consultados dijeron que el mandatario --cuya popularidad no alcanza un 20 por ciento-- podría estar enfrentando una etapa de mayor vulnerabilidad, ante el recrudecimiento de los problemas de escasez por el que atraviesa el país, que obliga a cientos de miles de venezolanos a pasar horas bajo el sol haciendo colas para poder comprar lo poco que está disponible en los anaqueles de los supermercados.

“La situación en la calle es una situación dramática, muy peligrosa para el gobierno. Esto no se trata de una protesta ciudadana aislada”, dijo desde Miami el asesor político Orlando Viera, al resaltar que los sectores populares, que tradicionalmente han respaldado al chavismo, están enfrentando los mismos problemas que los opositores para poder llevar el pan a sus casas.

“Esto no es sustentable, porque el modelo político-económico del chavismo [que prometía bienestar para los sectores de menores recursos] ya se hizo absolutamente vulnerable. Maduro demostró ser demasiado torpe para atender las necesidades básicas de la población y esta situación conduce directamente a un desbordamiento social, de amplia base, que hace al gobierno insostenible”, advirtió.

El riesgo de violencia en los supermercados y distintos puntos de ventas de alimentos llevó al régimen a ordenar la presencia de la Guardia Nacional para garantizar el orden. Las tensiones dentro de las filas han provocado altercados entre los consumidores y los agentes, que han procedido a arrestar algunos de ellos pese a los airados gritos de la población.

Muchas de las personas se están viendo obligadas a decidir entre hacer cola o ir a trabajar.

“Hacer las compras para comer se está convirtiendo en un trabajo con horas extras porque aquí puedo pasar de ocho a 10 horas haciendo colas en cualquier comercio cuando llega algún rubro que está escaso”, dijo desde Puerto La Cruz Dionelys de López, en declaraciones publicadas por el diario El Tiempo.

El problema está en que Maduro ya no tiene mayores opciones para solventar la situación de desabastecimiento que amenaza con empeorar con el correr de los próximos meses.

Su inacción en tomar los correctivos económicos que eran urgentemente necesitados hace un año, más la drástica caída en la renta petrolera, lleva a los expertos a calcular que Venezuela solo contara este año con un tercio de los $33,000 millones que destinó el año pasado para importar productos.

Años de políticas hostiles hacia al empresariado han destruido el aparato productivo hasta el extremo de que cerca de un 75 por ciento de los productos consumidos en el país son importados, y la carencia de divisas podría condenar a millones a pasar por un año de grandes carencias.

Maduro, quien se encuentra de gira en Oriente Medio, está tratando de convencer a los otros países miembros de la OPEP a que recorten sus niveles de producción de crudo y de esa manera tratar de presionar el alza de los precios del barril de petróleo, que en los últimos tres meses han caído en la mitad.

Pero los expertos creen que tiene pocas posibilidades de éxito debido al temor de Arabia Saudita --el más importante integrante del grupo-- de que el recorte conduzca a la pérdida de mercados frente al emergente grupo de productores no convencionales, que han aumentado la oferta mundial con el perfeccionamiento de las técnicas de fracturación hidráulica, o fracking.

La caída de los precios del petróleo, sumado a los extensos desequilibrios económicos acumulados durante décadas, exigen de un giro de 180 grados de la política económica, dijo Diego Moya-Ocampos, analista senior de IHS Global Insight/IHS Jane’s.

“Maduro se encuentra ante un modelo económico que no es sostenible con estos precios del petróleo, pero él no tiene el capital político para tomar las medidas económicas que se requieren para cambiar el curso”, dijo Moya desde Londres.

“El está realmente atrapado en un escenario donde si por un lado sigue sin tomar medidas, la escasez y la inflación van a seguir intensificándose, y donde si por el otro toma las medidas que se requieren, que entre otras cosas incluiría una devaluación profunda y la eliminación del subsidio a la gasolina, eso también sería muy doloroso para la población y le va acarrear problemas con su propia base”.

El tema es que mientras más demore en tomar las medidas, mayores van a ser los problemas económicos a resolver y mayor será el impacto social de esas medidas, advirtió.

Y la situación no está pasando desapercibida en los cuarteles, donde los generales que le respaldan comienzan a preguntarse sobre la capacidad de Maduro de seguir garantizando la sostenibilidad del régimen.

Maduro, cuya popularidad está entre un 15 y un 20 por ciento, según las últimas encuestas anunciadas, comienza a lucir cada vez más como un obstáculo a la continuidad del chavismo por su ineficiencia y falta de carisma, que como un garante de estabilidad, dijo Moya.

Viera dijo que Maduro ha perdido casi todos los pilares de sustento que tenía el chavismo bajo el gobierno del fallecido Hugo Chávez.

“PDVSA y el petróleo ya no le están brindando el poder económico que antes tenían, el respaldo de sus propios partisanos en el PSUV [el partido de gobierno] que le daban sostenibilidad institucional ahora también comienza a ser relativo y fraccionado; y las bases populares que tradicionalmente han sido afectas al chavismo han migrado hacia una neutralidad: han ejecutado un éxodo del Madurismo”, dijo Viera.

“De modo que esta crisis de escasez que apenas comienza agarra a un hombre solo y aislado en su circunstancia, y que ante la falta de recursos y de aliados se encuentra absolutamente vulnerable”, agregó.

Por Antonio María Delgado


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