domingo, 15 de marzo de 2015

Carta a buen un hijo de p…. llamado Roy Chaderton


Sr. Chaderton:

Lo conocí personalmente en marzo de 1994. Usted era miembro del directorio del Fondo de Inversiones de Venezuela, presidido en aquel entonces por Abdón Vivas Terán. Quien esto escribe era Gerente de Relaciones Inter Institucionales de ese organismo. Es probable que usted ni siquiera se acuerde de mí (lo cual no me importa) pero déjeme decirle que yo sí me acuerdo perfectamente de usted.

Asistí, en mi condición de gerente de relaciones institucionales del FIV a varias reuniones del directorio. Me correspondía tomar nota de las principales decisiones que se adoptaban en aquella instancia para posteriormente trazar las líneas gruesas que, en materia comunicacional, se llevarían a cabo a través de los diferentes medios del país.

Recuerdo como si fuera ayer, algunas de sus intervenciones en aquellos directorios, señor Chaderton, en los que participaban otros destacados próceres del social cristianismo venezolano. Todos, absolutamente todos, hacían interesantes aportes para tratar de llevar al FIV por el mejor rumbo posible. Pero a diferencia de los demás directivos, usted era el más vehemente y el más abyecto defensor de los principios ideológicos del Calderismo. Su devoción hacia el ex presidente llegó a tal extremo, que en una intervención, usted mencionó la palabra Caldera por lo menos unas cien veces.

Por cierto,  antes que alguien se confunda, déjeme decirle que yo no llegué al FIV por ser copeyano. Abdón Vivas Terán me designó en esa gerencia luego de revisar mis credenciales. Jamás estuve inscrito en Copei. Pero usted sí, Sr Chaderton. Usted militó en el partido verde desde que era un niño, de hecho perteneció a la corriente de los “astronautas”, en las que participaban los de la izquierda socialcristiana. Los llamaban así porque a decir de los mismos copeyanos los que militaban dentro de esa corriente no tenían los pies en la tierra.

Veinte años después, usted parece que sigue militando en la corriente de los “astronautas”, pero dentro del PSUV. Sus destempladas actuaciones, apariciones públicas y declaraciones, sobre todo en el seno de la OEA, donde funge como embajador, son la comidilla y el hazmerreir del mundo entero.

En el FIV, no hubo, al menos que yo recuerde, una sola reunión donde usted no defendiera a capa y espada a Caldera. Sus intervenciones eran largas, tediosas, edulcoradas y, por supuesto, cargadas de eufemismos y sobredimensionados buenos modales, propios de algunos personajes curtidos en un arte que nada tiene que ver con la diplomacia. Qué lejos estaban aquellos miembros del directorio del FIV de imaginar, que veinte años después, usted se convertiría en el oscuro personaje que es hoy. Usted fue el “jalamecates” número uno de Chávez y es hoy el lameculos number one de Maduro.

Su más reciente intervención pública, el pasado 9 de marzo, en el programa Zurda Konducta, que se transmite por VTV, le mostró al mundo la verdadera personalidad de  Roy Chaderton Matos,  cuando dijo textualmente que “los francotiradores apuntan a cabezas, pero llega un momento en que una cabeza escuálida no se diferencia de una cabeza chavista, salvo en el contenido, el sonido que produce en una cabeza escuálida es mucho menor, es como un chasquido, porque la bóveda craneal es hueca, pasa rápido, pero eso se sabe después que pasa el proyectil”.

Sr. Chaderton: agradézcale a Dios no haber tenido cerca ese día y a esa hora, a alguna de las madres de los jóvenes estudiantes venezolanos que han sido asesinados por disparos en la cabeza desde el 4 de febrero de 2014 hasta nuestros días. Dudo que alguna de esas madres hubiese podido contener las ganas de darle una bofetada, escupirle la cara o reventarlo a carajazos para que aprenda a ser hombre. Ahora entiendo porque en los pasillos de la Casa Amarilla sobran los comentarios sobre su desempeño no precisamente profesional y diplomático.

Su declaración fue tan destemplada, tan abominable y tan bochornosa, que lo más seguro es que haya sido el mismo Nicolás Maduro (me inclino a creer que fue JVR) quien lo llamó a botón para pedirle que se disculpara públicamente. Ahora usted viene con el cuento chino de que sus declaraciones “fueron descontextualizadas (…) Se ha armado un escándalo (…) Yo sólo quise usar el humor negro, pero es evidente que fue un error (…) No tengo problemas si yo causé malestar en gente bien intencionada con mucho gusto les presento mis disculpas (…) pero yo insisto en que el comentario de fondo fue lo más importante y estaba destinado a alertar a mis compatriotas de oposición”.

Sr. Chaderton: sus “comentarios de fondo” reflejan la criminal y sangrienta forma de actuar y de pensar de este gobierno. Ahora sabemos porque ustedes disparan a la cabeza a nuestros muchachos. Lo hacen porque no pueden hacer que nuestros hijos, nacidos y criados en democracia, cambien de ideas y pensamientos. Lo hacen porque no les pueden lavar el cerebro, inoculándoles el concepto prehistórico y decadente del socialismo del siglo XXI.

Sr. Chaderton: no me despediré sin decirle que el título de este artículo no tiene nada que ver con el título del más reciente libro de Ismael Cala. Al contrario de lo que significa la “p” en el libro de Cala, en este artículo esa letra significa exactamente, lo que usted está pensando.

por Gustavo Azócar Alcalá