jueves, 8 de enero de 2015

China le da la espalda a Maduro

El gobierno chino parece haber abandonado al régimen de Nicolás Maduro a su suerte, brindando solo una vaga promesa de financiar proyectos a largo plazo en Venezuela en vez de conceder el préstamo de emergencia por $16,000 millones, que Caracas solicitaba urgentemente para evitar un colapso económico.

Expertos consultados dijeron que la oferta china de financiar proyectos industriales y energéticos en Venezuela por un monto de hasta $20,000 millones hace muy poco para aliviar los enormes problemas económicos que enfrenta hoy el régimen bolivariano, que requiere de una inmediata inyección de liquidez para compensar la abrupta caída de la renta petrolera.

“Le dieron algo, como para que pudiera declarar algo y no quedar en ridículo”, dijo Orlando Ochoa, profesor de Economía de la Universidad Católica Andrés Bello en Caracas.

“Pero la verdad es que va a regresar con las manos vacías. Los proyectos energéticos y de desarrollo industrial son cartas de intención que se ejecutan en un número de años, si es que las condiciones están dadas. Hay firmados proyectos de inversión en Venezuela por más de $150,000 millones que no se han ejecutado”, explicó.

Maduro, quien enfrenta una de las peores crisis económicas registradas en Venezuela y cuya popularidad está por debajo del 20 por ciento, llegó a Pekín esta semana con las esperanzas de obtener un préstamo de emergencia de $16,000 millones que le permitiera atenuar el grave desequilibrio en la balanza de pagos que mantiene vacíos los anaqueles del país.

A cambio del préstamo, Maduro estaba ofreciendo un abanico de garantías, incluyendo suministros futuros de petróleo y la futura producción de minerales provenientes de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), complejo industrial que produce oro, aluminio y hierro.

Pero el gobierno chino no mostró gran interés en la CVG, según una fuente vinculada al proceso que pidió no ser identificada por temor a represalias.

El gobierno chino manifestó que solo aceptaría la producción de la CVG en garantía si las empresas del conglomerado quedaban bajo su total control, en vista de los elevados índices de corrupción gubernamental vinculados con sus operaciones.

El que Maduro solo haya anunciado los compromisos de desarrollar proyectos conjuntos al término de las reuniones de alto nivel que sostuvo con el presidente chino, Xi Jinping, fue visto como una señal de que el préstamo por el momento no está en las cartas.

Tras el encuentro, Maduro se limitó a anunciar que China y Venezuela van a ampliar la alianza energética, “base de nuestra cooperación”, y que empresas energéticas del país asiático seguirán ampliando su participación accionarial y en el negocio petrolero venezolano.

“Vamos a seguir ampliando un conjunto de nuevos proyectos en la Faja Petrolera del Orinoco”, dijo el gobernante venezolano.

Esos proyectos podrían tomar mas de un año en materializarse, incluso bajo las mejores circunstancias.

Pero muchos dudan de la posibilidad de que esos anuncios lleguen convertirse en inversiones concretas, incluso en el largo plazo, dado a que son muchos los proyectos para desarrollar la faja que llevan años paralizados, aún cuando el régimen se ha esforzado por tratar de mejorar sus condiciones.

“Hay un problema central, que es el régimen cambiario”, dijo Ochoa al advertir que nadie está dispuesto a invertir bajo un tipo de cambio oficial tan sobrevaluado como el actual de 11 o 12 bolívares por dólar cuando el tipo de cambio en el mercado negro es de más de 170 bolívares.

Pero aparte de eso es difícil invertir cuando el país carece de un sector estable de contratistas y de proveedores.

“En Venezuela, hoy por hoy, no se consiguen cauchos [neumáticos], ni baterías, ni tubos”, comentó, al resaltar que problemas básicos como esos tiene muchos de los proyectos paralizados.

De todas maneras, lo que Maduro buscaba en Pekín era una transferencia inmediata de fondos, no promesas para el futuro.

El que China no le haya brindado esa ayuda, pese a la desesperación del régimen, constituye un devastador mensaje, señaló desde Washington Antonio De La Cruz, director ejecutivo de la firma Inter American Trends.

“Es una clara señal de que los chinos ya no están apostando en él. No darle una mano en medio de esta enorme crisis es el equivalente de quitarle el apoyo político”, dijo De La Cruz, quien ha estado monitoreando de cerca el desenvolvimiento de las conversaciones con China.

El país asiático es uno de los pocos que podría brindarle una mano al atribulado régimen bolivariano, ya que países como Rusia e Irán también están enfrentando sus propios problemas económicos.

Y sería altamente improbable que Maduro recurriera al Fondo Monetario Internacional, convertido en el máximo representante de la maldad y crueldad del capitalismo de acuerdo con la retórica chavista.

“Si el llegará a tocarle la puerta al Fondo, su propia gente lo tumba”, comentó De La Cruz.

Para Francisco Ibarra, director de la firma Econométrica, la ausencia de un préstamo chino deja al régimen muy mal parado para aplicar los urgentes correctivos a la economía, que lleva años acumulando los desequilibrios que han conducido a la actual crisis.

“Viene la madre de todos los ajustes. Y esta gente [dentro del régimen] no tiene idea del drama por el que atraviesa el país en este momento. Va a ser ajuste gigantesco, un ajuste brutal. Ya la situación no es la misma que por la que atravesaba el país hace tres o cuatro meses”, dijo Ibarra desde Nueva York.

“El tipo de cambio al cual habría que ajustar el bolívar, para poder equilibrar las cuentas, va a ser brutal y la contracción económica que se va a producir como resultado también va a ser brutal”, sentenció.

Hace cuatro meses, los precios del petróleo fluctuaban alrededor de los $90 por barril, mientras que actualmente el crudo venezolano es vendido por debajo de los $45, con pronósticos de que se mantendrá cerca de esos niveles en lo que resta del año.

Los economistas estiman que la economía venezolana, que depende en un 95 por ciento de la renta petrolera, tiene su punto de quiebre en los $80 por barril

Antonio María Delgado
EL NUEVO HERALD

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