domingo, 25 de enero de 2015

“El dinero no me alcanza, por eso hago la cola”

Los tigrenses y guanipenses pasaron hambre, sueño y calor durante las colas que este viernes se hicieron frente al supermercado Unicasa de la capital del municipio Simón Rodríguez, debido a que habían llegado productos de primera necesidad, publica E. Adrianza / J. Vicent / El Tiempo

La clienta María Maita pasó cinco horas haciendo fila para comprar papel higiénico, aceite, leche, salsa de tomate, café y avena en hojuelas.

Maita precisó que madruga todos los días para pasearse por los abastos de El Tigre y Guanipa, para ver qué consigue comprar, pero que esta situación la tiene muy cansada y espera que pronto se acaben las colas.

Contó que gastó 336 bolívares en los productos que ayer se hallaron en Unicasa. Así no tiene que pagar el doble, triple o más comprándoselos en la calle a los “bachaqueros”.

Xiomara González, usuaria, detalló que cada día son más las personas que hacen cola para adquirir productos y que a pesar de las quejas, la situación continúa igual en todas partes.

Añadió que pasa entre cinco a siete horas haciendo filas, para comprar leche, pollo, harina de maíz o cualquier otro producto que llegue.

“Ya estoy cansada de tanto hacer cola, dejo de hacer mis oficios del hogar por estar de un lado a otro, tratando de conseguir alimentos”, acotó.

Mariela Ramírez, cliente, dijo que los guardias nacionales controlan la venta de los alimentos y que se devolvió a buscar un aceite para comprarlo y el efectivo castrense le dijo que no sin dar más explicaciones.

“Estamos viviendo una situación muy difícil en Venezuela, donde tenemos que dejar de hacer muchas cosas, por estar haciendo colas”, contó.

Rosalinda Maita, compradora, relató su odisea para hallar papel higiénico, aceite y salsa de tomate. Dijo que tuvo que comprar lo que encontró en Unicasa, porque a pesar de que se fue muy temprano al automercado no consiguió la leche, debido a que ya se había vendido toda.

“Nada de fotos”

“Aquí no vas a tomar fotos”. Estas fueron las palabras que los funcionarios militares le dijeron al reportero gráfico de El Tiempo, cuando intentó captar ayer unas imágenes de la larga fila que hacían los ciudadanos en el abasto Bicentenario de Anaco.

Los efectivos castrenses le dijeron al trabajador, quien pidió una explicación de la negativa, que estaba totalmente prohibido tomarle fotos a las colas y que de hacerlo sería detenido y obligado a borrar las imágenes.

Con esta restricción transcurrió la jornada de venta de alimentos y otros productos considerados escasos en la ciudad gasífera.

Aceite comestible, margarina, harina de maíz, de trigo, pollo regulado, suavizante y desodorante, fueron en su mayoría los artículos que ofrecieron tanto los comercios dependientes del gobierno, como los privados.

El ama de casa María Rangel relató que desde las 4:00 de la madrugada acudió junto con sus dos hijas a hacer las filas en el Abasto Bicentenario.

Fue poco después de las 10:00 de la mañana cuando tuvo la oportunidad de ingresar al establecimiento.

“Esto es un sacrificio grande. Por ejemplo yo he tenido que dejar de hacer trabajos en mi casa para dedicarme a hacer colas. No me queda de otra. Yo no puedo comprarle a los revendedores porque soy pobre y el dinero no me alcanza, por eso hago la cola”, detalló la mujer.

Otro que aseguró madrugar para tener la opción de comprar en el Bicentenario o donde consiguiera alguno de los productos escasos, fue el obrero jubilado Humberto Rodríguez.

Explicó que salió de su residencia, ubicada en la avenida Los Pilones de Anaco, poco antes de las 5:00 de la mañana y que cuando llegó al Bicentenario ya tenía un “gentío” por delante.

“Es lamentable que uno tenga que pasar por esto. Yo tengo ya cierta edad y en toda mi vida primera vez que veo algo así. Pero uno tiene que hacer esto para que la platica le pueda alcanzar, porque si no, en cuatro cositas que uno compre en otra parte se queda sin nada en el bolsillo”, puntualizó el hombre.