jueves, 26 de febrero de 2015

BOCARANDA: Runrunes (jueves 26 febrero 2015)

Alto

LAS ARMAS: Hace unos años, en el 2010, reseñamos aquí la angustia que nos expresaba un especialista en selección de personal al que habían llamado para realizar las pruebas de admisión de la Policía Nacional Bolivariana. Tras haber estructurado una serie de pasos para la selección y admisión de los nuevos policías y estar a punto de comenzar los exámenes, fue llamado por uno de los jefes para que no los hiciera pues no tenían suficientes candidatos y “había que aceptar a todos los que se presentaran”. Así nació esa torcida policía que el martes estuvo representada por un imberbe de tan solo 23 años, Javier Osías Mora Ortiz, quien asesinó a otro joven adolescente de 14 años a quemarropa en San Cristóbal. Kluivert Ferney Roa era un estudiante que ni participaba en la manifestación y quien mas bien pidió a su victimario bajar la represión. Las acusaciones contra esa y otras policías son en grandes cantidades. La gente está asustada con la delincuencia asesina pero muchas veces también con las policías. Por eso hay que ponerle el ojo al tema sin estar buscando enemigos foráneos ni inventando guiones ya repetidos…

Medio

OTRO ALERTA: Freddy Gutiérrez Trejo es abogado constitucionalista, docente universitario y exdiputado en la Constituyente en 1999. Fue amigo del expresidente Hugo Chávez y ha militado en el chavismo desde 1999, aunque ha adoptado posiciones críticas contra el Gobierno. Fue representante de Venezuela en la CIDH donde fue feroz rebatiendo las acusaciones que se le hicieron al gobierno chavista. Sin embargo Gutiérrez condenó las violaciones a la Constitución desde antes de la muerte de Chávez, concretadas en las actuaciones del TSJ para “complacer” a sectores políticos que facilitaron la sucesión cuyo proceso calificó de fraudulento y plagado de vicios. En un trabajo hecho en www.runrun.es el exconstituyentista alertó sobre la actual situación venezolana. Algunos de esos puntos los transcribo como aporte a la discusión necesaria y urgente sobre el rumbo al que nos está llevando la tozudez del gobierno militar-cívico de Maduro que pareciera querer ignorar todos los alertas que se le hacen, desde diferentes sectores: “Si comparamos el Gobierno con un juego de béisbol y el pitcher es Chávez, quien estuvo en la lomita, podemos decir que Chávez se fue y dejó a su equipo ganando. Si analizamos el juego en este momento, el equipo está perdiendo estrepitosamente. ¿Cómo es posible que haya escasez de café? ¿Cómo es posible que se haya nacionalizado el aceite y que ningún venezolano lo consiga? ¿Y el cemento? No se consigue, hasta se paga 1.000 bolívares por un saco. Se nacionalizó la leche, hoy no se consigue la leche ni en polvo”. “A mí me sorprende que digan que las colas se producen porque el abastecimiento es tal que la gente está buscando los productos, porque hay sobreproducción. Creen que los venezolanos son idiotas ¿Cómo es posible? En vez de encarar la verdad. Ninguna política podrá surtir efecto si no se aceptan los vicios, errores, equivocaciones y las inconsistencias que este gobierno ha tenido. Escucho a buena parte de los altos funcionarios y le echan la culpa a todo el mundo, pero jamás se examinan”. “Yo no creo que se pueda omitir la responsabilidad que el presidente Chávez tuvo en buena parte de su gestión. Es más, recuerdo el caso del estado Bolívar. Allí hubo candidatos naturales del estado, que habían hecho vida política. Y recuerdo un nombre, el de C. Scotto. A Hugo le tocó ir a Bolívar y luego se empeñó, por una arbitrariedad y terquedad espantosa, y decidió que no, que el candidato era este señor, el general Rangel, quien no solo ha hecho obsolescente el aluminio, el carbón, el acero, sino que además secuestró el Museo Jesús Soto”. “Ahora hay unos mártires que curiosamente habría que ponerlos en interrogación. Hay funcionarios que hasta invocan la épica. Al señor Vicepresidente (Jorge Arreaza) lo escuché decir algo así como “Socialismo o nada”. Que me perdone este joven que me entrevistó como siete u ocho veces en VTV. ¡Se hubiese quedado allí! O se hubiese dedicado a ser secretario de una embajada ¡Pero es Vicepresidente de la República! Y me pregunto yo: ¿Qué épica política? ¿Qué épica académica? ¿Qué credenciales o méritos tiene para ocupar tan alta responsabilidad?”. “El presidente Maduro tiene que leer la Constitución, cuáles son sus atribuciones como jefe de la Hacienda Pública, ordenarla, no aceptar que haya la impunidad que ha sido evidente”. Refiere denuncias de Marea Socialista, Giordani, Navarro y la expresidenta del BCV: “Más de $20 mil millones que se evaporaron de la República y que para este momento no haya ni una sola persona privada de libertad ni perseguida”. Termina: “Yo estoy convencido de que hay que abrir anchos cauces de la democracia. Que solo de esa manera es posible reivindicar los principios, valores y normas y que es posible reivindicar la Constitución. Es necesario para que haya un Parlamento donde los parlamentarios se pronuncien, donde no haya una sola voz. Eso que tenemos no es un Parlamento”. Otra voz importante que no quieren escuchar sus camaradas…

Bajo

OTRO NEGOCIO ROJO: En esta columna el 26/11/2013 nos preguntamos: “¿Cómo es posible que Industrias Diana, expropiada para convertirse en emblema del socialismo del Siglo XXI, esté importando aceite de oliva desde la comunidad andaluza de Marinaleda y se vendan en Bs. 199 solo 750cc. cuyo costo en España es de 2.50 euros? ¿Cuál es el acuerdo firmado con el comunista alcalde de esa municipalidad, Juan Manuel Sánchez Gordillo, permanente visitante del proceso rojo rojito y que inspiró a Chávez a repetir su estribillo en los medios españoles: “Soy comunista como Cristo, Gandhi y Marx”?. Pues bien ahora sale en los medios españoles que “el contrato de abastecimiento de aceite está rubricado por Carlos Alberto Osorio Zambrano, uno de los hombres fuertes de Nicolás Maduro y actual ministro de Presidencia. El entonces ministro de Alimentación se compromete por escrito a comprar hasta 12.000 toneladas métricas de aceite a un precio de 6.504 euros por tonelada. En total, el encargo, que se estructuró en distintas fases, se rubrica por una cuantía máxima de 81 millones de euros. En ese momento y según las bases de datos de referencia para mayoristas, el precio del aceite de oliva era de 2.988 euros por tonelada. Menos de la mitad de lo que pagó Venezuela. Durante la vigencia del contrato -todo el ejercicio 2013- el aceite de mayor calidad llegó a estar a 2.000 euros por tonelada… ni siquiera se acerca a lo abonado por el gobierno latinoamericano”.

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