viernes, 14 de agosto de 2015

INFORME OTÁLVORA: Con poca bulla, implantan corralito


El “corralito” venezolano comenzó a
ser implementado desde el año 2014


■ ¿Corralito en Venezuela? Algunos bancos limitan la retirada de dinero.

■ Los gobiernos del “socialismo del siglo XXI” confrontan serias protestas populares.

En un acto de absurdo sentido económico, la licitación del Banco Central de Venezuela de finales del año 2014, solicitaba la impresión de grandes lotes de billetes de bajísima denominación, incluso de Bs.2 que ya para esa fecha equivalían a sólo dos centavos de dólar.

Los bancos de Venezuela atraviesan en los últimos tiempos graves problemas para atender la elevada demanda de billetes por parte de sus clientes, hasta el punto de que algunas entidades se están viendo obligadas a limitar la retirada de efectivo, tanto en sus cajeros automáticos como en ventanilla.

En el estado de Zulia, próximo a la frontera con Colombia, la banca ha limitado hasta un máximo de 40.000 bolívares la retirada de dinero a sus clientes a través de cheques o efectivo debido a la escasez de billetes de alta denominación, la fuga de dinero nacional a Colombia y los problemas que traviesa el país incluso para imprimir dinero.

El cierre temporal de algunos cajeros o la decisión de limitar la retirada de efectivo son algunas de las medidas que están adoptando los bancos venezolanos para racionar el dinero que manejan. José Roso, expresidente de Fedecámaras del estado de Táchira, advertía hace escasos días de que “aquí se dan casos de que se va a cobrar un cheque de 30.000 bolívares y en el banco le dicen que no hay plata. La gente ha optado por dejar el cheque en el banco y esperar. Esto no sólo perjudica a los particulares sino también a las empresas que deben sacar efectivo para pagar algunos servicios, flete de cargas, transporte de mercancía y la nómina laboral, pero por falta de efectivo en los bancos no lo pueden hacer. Por su parte, los bancos se quejan de no contar con efectivo porque no los abastecen con suficiente volumen de billetes” desde el Banco Central de Venezuela.

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En Bolivia, el Comité Cívico Potosinista Comcipo realizó durante el mes de julio una marcha hasta La Paz en reclamo de un largo listado de promesas. El gobierno de Evo Morales dispuso fuerzas de choque policial para reprimir las protestas de quienes intentaban llegar al palacio presidencial. Si bien los activistas del Comcipo abandonaron la capital, la tensión en Potosí se mantiene mientras, curiosamente, Morales acusa al gobierno de Chile de estar promoviendo las protestas sociales en Bolivia.

El 02AGO15 arrancó una marcha indígena en la amazónica provincia ecuatoriana de Zamora Chinchipe que planea arribar a Quito el 13AGO15, el día para el cual está convocado un paro nacional en Ecuador.

El 16AGO15 está prevista una jornada de protesta nacional contra el gobierno de Dilma Rousseff. Grupos de activistas como “Movimento Brasil Livre”, “Vem Pra Rua” o “Revoltados Online”, organizan desde el mes de junio acciones de protesta en un centenar de ciudades para exigir el enjuiciamiento y destitución de Dilma Rousseff.

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El 10OCT14, el Banco Central de Venezuela abrió una licitación internacional para la fabricación de 2.500 millones de billetes. El papel moneda venezolano, al contrario de lo generalmente creído por la población, no suelen ser elaborados en Venezuela. Tradicionalmente el Banco Central cuenta con proveedores extranjeros que son reconocidas casas impresoras europeas, con altos estándares de calidad. Por lo tanto, desde la fecha cuando el gobierno decide una emisión de billetes hasta que efectivamente son puestos en circulación, transcurren meses o años. En octubre del 2014, cuando ya la tasa de cambio en el mercado paralelo (no oficial) alcanzaba los Bs.100 por dólar, el gobierno chavista se opuso nuevamente a la emisión de billetes de una denominación mayor al billete de Bs.100. Alegando razones de imagen política, la jerarquía del régimen rechazó la posibilidad de ordenar la emisión de notas de Bs.200 o Bs.500, para las cuales ya existían incluso los respectivos diseños gráficos.

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En un acto de absurdo sentido económico, la licitación del Banco Central de Venezuela de finales del año 2014, solicitaba la impresión de grandes lotes de billetes de bajísima denominación, incluso de Bs.2 que ya para esa fecha equivalían a sólo dos centavos de dólar. Según los cronogramas de entrega, durante el año 2016 todavía estarían llegando billetes de bajísima denominación a las arcas de la Casa de la Moneda. La devaluación de la moneda venezolana desde finales del año 2014 hace que, calculado a la tasa de cambio del mercado paralelo a inicios del mes de agosto de 2015, se requieran más de trescientos billetes de Bs.2 para adquirir un dólar.

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El gobierno venezolano, al terminar el mes de julio, completó siete meses sin informar sobre el índice de precios. Es decir, en Venezuela no existen datos oficiales sobre inflación. Las diversas estimaciones no oficiales señalan que, en todo caso, la inflación anualizada en Venezuela ya es de tres dígitos, con lo cual el valor del papel moneda se deteriora a diario. Los precios de platos y bebidas en algunos restaurantes de alta gama de Caracas ya son modificados varias veces durante cada jornada. Reconocidos economistas opositores se muestran aún reacios a calificar de “hiperinflación” la situación monetaria venezolana, pero la palabra (y el fenómeno) ya está en el ambiente.

Aparte de la creciente incertidumbre sobre la disponibilidad de productos de uso cotidiano sentida desde el 2012, los hábitos de consumo del venezolano se han trastocado en los últimos meses, además, por la explosión de los precios que corren junto a la tremenda devaluación y a la caída en la capacidad del gobierno para proveer divisas para importaciones. El gobierno monitorea u opera directamente todo el circuito económico, desde la importación de materia prima hasta la asignación de mercancía a cada supermercado. Actualmente adelanta una operación de compra masiva de productos básicos extranjeros que serían drenados en sus redes comerciales a medida que se aproxima la fecha de las elecciones legislativas del 06DIC15. Al desabastecimiento se suma ahora la inflación. Los consumidores dedican varias horas diarias no sólo para obtener un producto escaso sino para conseguirlo en su versión subsidiada. Los venezolanos están endeudándose de forma creciente, según los datos de uso de tarjetas de crédito, para realizar sus compras básicas en supermercados y se apuran a convertir los salarios en comida. En ese contexto, la decisión de Maduro tomada en octubre del 2014 de no imprimir billetes mayores de Bs.100, ahora comienza a cobrar sus consecuencias. El Informe Otálvora del 04OCT14 advertía que “una crisis por falta de papel moneda se vislumbra en Venezuela”. La crisis ya llegó. El gobierno Maduro está implementando un silencioso “corralito”, ordenando crecientes restricciones a la libre disponibilidad de los depósitos bancarios.

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El “corralito” venezolano comenzó a ser implementado desde el año 2014 en los estados Zulia y Táchira, ambos fronterizos con Colombia. Las entidades bancarias limitan el monto de los retiros de fondos que el público puede realizar en efectivo. Esos retiros, además, son realizables sólo en billetes de baja denominación ya que el gobierno comenzó a restringir la circulación de billetes de mayor denominación (Bs.100 y Bs.50) en las zonas de frontera, alegando que eran objeto de contrabando a Colombia.

En momentos cuando la población requiere más billetes para realizar sus compras el gobierno Maduro decidió actuar en contra vía, restringiendo la entrega de papel moneda a los bancos. El “corralito”, de hecho, ya fue instaurado a nivel nacional desde principios del mes de agosto. Los bancos comerciales redujeron a la mitad el monto diario que sus propios clientes pueden retirar de sus cajeros automáticos y sólo en esos ATM es posible obtener billetes de “alta denominación”. El billete de Bs.100 equivale el 06AGO15 a poco más de 14 centavos de dólar en el mercado paralelo.

Las colas de venezolanos para adquirir productos básicos ahora se reproducen frente a los ATM, los cuales no son alimentados durante los fines de semana.

La falta de billetes en los bancos está generando un novísimo mercado negro de dinero en efectivo, que se suma a la creciente desinstitucionalización de la economía venezolana. Testimonios recogidos por este Informe, procedentes de diversas ciudades, dan cuenta de la práctica de recurrir a establecimientos comerciales para hacerse de efectivo mediante compras ficticias a través de puntos de venta (TPV). El fenómeno del “raspado” de tarjetas de crédito en el extranjero, para obtener dólares preferenciales mediante compras ficticias, comienza a verse ahora dentro del propio país. Los venezolanos están “raspando” sus tarjetas de débito, a cambio de hasta el 10% del monto, para tener dinero efectivo en poblaciones interioranas e incluso en Caracas.

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Desde la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999, los salones del palacio presidencial de Miraflores fueron progresivamente transformados en set de televisión, modificados a capricho para cada una de las incontables trasmisiones. La noche del 06AGO15, el Salón Sol del Perú, el más importante del edificio decimonónico, fue acondicionado para un programa de Tv en el cual Nicolás Maduro interactuaría con un grupo de representantes de empresas chinas. Para el show fue colocado un podio a ser utilizado por el chino Lian Wang Heng, quien vestido sin corbata a la usanza iraní, pronunció un discurso televisado por los canales oficiales. El vocero de Sany Group (grupo empresarial chino privado!), que hasta ahora ha sido proveedor de equipos a la petrolera Pdvsa en razón de los acuerdos de Hugo Chávez con Pekin, tomó la palabra. Sany Group, que no es un grupo financiero, anunció que se dispone a servir de facilitador (¿garante?) para que el gobierno Maduro pueda endeudarse mediante la emisión de bonos a ser colocados en los mercados asiáticos. También se conoció que Maduro entregará a Sany Group “mil pozos” petroleros para ser reactivados mediante una “tecnología secreta” y aprobó la instalación en Venezuela de empresas no identificadas del grupo chino. El más noble de los salones del Palacio de Miraflores sirvió de escenario para una de las desesperadas acciones del régimen chavista en procura de divisas para mantener su ritmo de gastos.

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La insaciable necesidad de recursos frescos del régimen venezolano, ya no satisfecha por el gobierno chino que presta a cambio de futuras entregas de petróleo, comienza a buscar fuentes de endeudamiento en trasnacionales privadas chinas. La caída de los precios del petróleo está afectando el esquema del “socialismo del siglo xxi”, ya no sólo en Venezuela sino también en Ecuador.

El gobierno de Rafael Correa, desde el año 2009, se ha estado financiando mediante un esquema análogo al concretado por Chávez con China, endeudándose con el gobierno chino a cambio de entregas futuras de crudo por parte de Petroecuador a Sinopec. A cambio de un adelanto de US$ 2.500 millones, en junio del 2015, Correa autorizó la firma de una acuerdo entre Petroecuador y la empresa tailandesa PTT Public a cambio de futuras entregas de petróleo.


Por: Edgar C. Otálvora