jueves, 31 de agosto de 2017

PANAMÁ, VISAS Y MALA MEMORIA

Aunque el numeroso éxodo venezolano reciente ha hecho del presente un tema más recurrente de lo que debería ser, hoy por las acciones del gobierno de Panamá se ha hecho particularmente vigente la exposición del mito del país receptor, amable, acogedor y buena gente.

Porque aunque probablemente me gane unos últimos insultos en los 15 minutos que quedan del día, todas esas aseveraciones son eso: un mito perpetuado de tanto repetirse sin fundamentos.

Hoy mucha gente se muestra ofendida por las acciones del gobierno panameño, incluso hasta las califica de xenofobia.

Algunos recuerdan evidencia anecdótica de "muchas personas que entraron sin visa de trabajo a Venezuela e hicieron una gran vida".

En efecto fue así, pero sólo porque lo hicieron de manera ilegal y la liviandad o corrupción de las autoridades en ese momento lo permitió.

Siempre ha habido algún filtro vigente para la inmigración durante el último siglo en Venezuela.

Empecemos desde el principio.

Vale la pena recordar que en 1.492 la población TOTAL de Venezuela era entre 200.000 y 350.000 habitantes (Según Villamarín y Rosenblat) es decir, TODO el país tenía menos gente que San Fernando de Apure y Cabudare.

En esa época de la colonia, la única inmigración existente fue la forzada de los esclavos africanos y los españoles conquistadores, antes de eso, básicamente sólo vivían los habitantes indígenas locales.

Esa situación se mantuvo hasta 1.810, es en ese momento, luego de la independencia, que empezó una selección bien estricta sobre quienes ingresaban al país y aunque los números de inmigrantes eran muy pocos, no había un proceso descontrolado.

Hablamos para ese entonces de un país con menos de un millón de habitantes, en 1.810 según reportes individuales de Hall, Restrepo, Humboldt y Vandellos estiman entre 825.000 a 900.000 personas.

La inmigración fue muy poca en ese lapso de 90 años desde 1.810 hasta 1.900 y la población total llegó 20 años después hasta poco más de 2.000.000, según un primer censo oficial en 1.920, donde se habla de 2.479.525 habitantes.

Este es el momento donde la mayoría dice recordar que “dejamos entrar a todo el mundo”, pero la realidad es que los inicios del Siglo XX no fueron el tiempo más adecuado para la inmigración de extranjeros hacia Venezuela.

Durante los 27 años que duró la dictadura del general Juan Vicente Gómez, el flujo migratorio declinó sustancialmente debido a la desconfianza del régimen hacia la introducción de ideas progresistas o contrarias a los intereses de la dictadura reinante.

No sucede hasta la llegada al gobierno del general Eleazar López Contreras que la inmigración adquiere nueva relevancia, de hecho, específicamente comienza a formar parte del programa de gobierno del nuevo presidente.

Aunque hoy nos sonarían todas las alarmas de la xenofobia, se impulsa en ese momento desde el gobierno la necesidad de una *inmigración selectiva* y es sostenida entusiastamente por dos figuras muy relevantes de la época:

Alberto Adriani y Arturo Uslar Pietri.

Adriani en diversos textos sostenía que uno de los problemas de Venezuela era el de una población muy pequeña y poco preparada en las artes y oficios, por esa razón amparaba la conveniencia de la inmigración europea, tanto para aumentar la población como para mejorarla.

Adriani sostenía además que la inmigración europea “blanquearía” a la población venezolana.

Sumemos entonces racismo a la *política inmigratoria oficial* de Venezuela entre 1.935 y 1.941.

Así que el cuento tantas veces repetido últimamente sobre nuestra "receptividad" no es más que un mal recuerdo de la política oficial gubernamental de superar el número de descendientes mestizos y africanos existentes con descendientes europeos.

¡Hey! No me insulten todavía, no estoy diciendo que eso esté bien, solo expongo los HECHOS.

Uslar Pietri, por su parte, en su celebrado ensayo de 1.937 "Venezuela necesita inmigración", sostenía la indolencia de las razas mezcladas y veía a la inmigración europea como una panacea, como una verdadera “escuela móvil” para la transmisión de conocimientos y costumbres que ayudarían significativamente a mejorar la población venezolana por el mero hecho de la convivencia.

No voy a emitir juico alguno de valor sobre esa apreciación, sólo aclaro que defiendo la diversidad y la inclusión y estoy convencido del valor de personas procedentes de cualquier lugar del mundo, de nuevo: sólo expongo los hechos.
Bajo estas prédicas e influencias, López Contreras promulga una nueva Ley de Inmigración y Colonización que recoge el sentir de la intelectualidad del momento.

Esta ley prohíbe, entre otras disposiciones, el ingreso de personas que no sean de raza blanca.

Vamos a leer eso de nuevo para que no se nos olvide:

El país –según algunos- más "amable y receptivo" del mundo, prohibía POR LEY en una época tan reciente como los años 40 del s. XX, que ingresaran por sus fronteras personas de color.

Habrán dejado entrar muchos morenitos de manera oficial en ese momento?

No lo creo.

Sin duda, el pago de dinero de soborno a los funcionarios, ingresos por fronteras descuidadas y tráfico de influencias existía, pero que quede claro que si usted era "oscurito" NO PODÍA, POR LEY entrar a Venezuela.

A pesar de ello, no hubo un movimiento masivo y Susan Berlung reporta en el Diccionario de Historia de Venezuela de 1.971, Tomo 2, Pág. 795:

“El país recibió muy poca inmigración antes de la Segunda Guerra Mundial porque las únicas personas urgidas de salir fueron los judíos y los españoles (republicanos o separatistas).

De éstos, los primeros no fueron recibidos en números apreciables por ningún país latinoamericano y los últimos, españoles republicanos o separatistas, vieron su entrada obstaculizada en Venezuela porque López Contreras pensaba que muchos de ellos eran comunistas.

Unas 28.000 personas llegaron entre 1936 y 1940 pero, con la Segunda Guerra Mundial la inmigración se paralizó”.

En ese momento hablamos de una población de 3.800.000 según el censo oficial de 1.941

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial con su secuela generalizada de destrucción física de las instalaciones industriales, crisis económica y perdida de fuentes de trabajo Venezuela recibió una gran cantidad de inmigrantes, principalmente de Europa occidental.

Sucede esto entre 1.948 y 1.961 -cuando aún hablamos de un país de apenas 5 millones de habitantes en 1.950- por lo tanto el proceso de mestizaje en los últimos años ha sido muy intenso.

En efecto, en el censo de 1.961 había una población ya de 7 millones de habitantes, con casi *un millón de inmigrantes europeos* concentrados en la región central entre las áreas metropolitanas de Caracas y de Valencia.

Es decir, 14.28% de la población hace apenas 60 años eran europeos y blancos por explícita planificación gubernamental.

Pero, ese es tema para otro escrito probablemente más profundo.

Por ahora, lo importante es apegarnos a la realidad y empezar a desmitificar las cosas y recordar que durante todo el s. XX y especialmente en esa referida “época dorada” desde 1.940 e incluso hasta el 2.005, SIEMPRE hubo restricciones de entrada, visas y requisitos especiales para residir en Venezuela.


OJO - Cuando me refiero a receptividad y amabilidad hablo en exclusiva del contexto de visas, permisos, etc. y únicamente de las políticas oficiales de inmigración, no del comportamiento de las personas.