Nicolás Maduro ha postergado las opciones de ajustes planteadas desde su propio equipo económico. La crisis se ha agravado y el economista Pedro Palma considera que “tenemos por delante tiempos irremediablemente difíciles”, tanto si se “aplican los ajustes necesarios” como si se sigue evadiendo el problema.
En abril Maduro cumplirá dos años como presidente de la República. Si algo ha caracterizado su mandato, más allá de la conflictividad política, es su negativa a realizar los ajustes para corregir las distorsiones que venía arrastrando la economía y que en 2012 se exacerbaron, tal y como reconoció Jorge Giordani en la carta que publicó tras salir del Gobierno.
Tanto en 2013 como en 2014 Maduro delegó en sus ministros del área económica la responsabilidad de acercarse a los empresarios y presentar propuestas económicas para mejorar la situación. Nelson Merentes y Rafael Ramírez, en sus respectivos pasos por la Vicepresidencia del Área Económica, colocaron en la agenda pública algunas medidas que apuntaban hacia la corrección.
Sin embargo, el presidente de la República ha postergado cualquier plan de ajuste e insiste en que la causa de la crisis es la “guerra económica”. Esa estrategia ha tenido consecuencias.
El economista Pedro Palma, en su artículo Perspectivas económicas 2015 publicado en El Nacional, resumió así la situación: “tenemos por delante tiempos irremediablemente muy difíciles. Si se aplican los ajustes necesarios, este año tendremos alta inflación, recesión aún más intensa, desempleo y mayor pobreza, pero si no se implementan estos las consecuencias serían aún peores y más traumáticas”.
Pero, ¿Cuáles son esos “ajustes” que Maduro ha esquivado desde que fue electo presidente de la República?
El aumento de la gasolina
Rafael Ramírez repitió en varias oportunidades la necesidad de ajustar el precio de la gasolina. Pero transcurren los meses y el Gobierno no se atreve a dar el paso. “Hoy no es el momento”, repitió Maduro en rueda de prensa el pasado 30 de diciembre.
Los mensajes de Ramírez eran distintos. “Tenemos que dar una discusión nacional de si ha llegado el momento o no de cobrar la gasolina. En este país no se paga por gasolina, Petróleos de Venezuela paga para que echen gasolina”, dijo en diciembre de 2013. Las estimaciones oficiales apuntan a que el subsidio a la gasolina cuesta entre 12 y 15 millardos de dólares anualmente.
La “unificación cambiaria”
En el olvido quedaron aquellas promesas de “pulverizar” y “torcerle el brazo” al dólar paralelo. La cotización del dólar en ese mercado hoy oscila entre 170 y 180 bolívares por cada billete verde, siendo casi 30 veces superior al tipo de cambio de 6,30 bolívares por dólar.
El pasado 30 de diciembre, Maduro anunció que “luego del abrazo de fin de año” los responsables del área económica anunciarían el “nuevo sistema cambiario”, pero aún no hay noticias al respecto.
“Es insólito ver que finalizando ese año (2014) el presidente Maduro dijo que anunciaría las medidas y un cambio en las políticas cambiarias y más bien dijo que sería después del abrazo de fin de año y estamos a 15 días del 2015 y seguimos sin tomarlas”, declaró a Unión Radio Carlos Larrazábal, segundo vicepresidente de Fedecámaras.
Aflojar el control de precios
El control de precios es uno de los obstáculos que más afecta a la producción. Clorox atribuyó el cese de sus operaciones en Venezuela a ese tema, ya que se vio obligada a “vender más de dos tercios de sus productos a precios congelados”, lo que le ocasionó “constantes pérdidas operativas”.
Cifras del Banco Central de Venezuela (BCV) también revelan la ineficiencia del control. El precio de los alimentos -el sector más controlado por las autoridades- ha aumentado 88,2% entre noviembre de 2013 y noviembre de 2014, siendo el mayor salto para esa categoría en 19 años.
Las autoridades han prometido hacer revisiones periódicas de los precios, pero en la práctica los productores viven una situación en la que los costos de producción superan los precios de venta permitidos por las autoridades.
Recuperar a las empresas públicas
Tanto Hugo Chávez como Nicolás Maduro han apelado a las expropiaciones, intervenciones y nacionalizaciones de empresas para expandir el peso del Estado en la economía. Sin embargo, los resultados de empresas como Venirauto, Agropatria, Sidor, Rialca, entre otras, son pobres y el Gobierno debe destina recursos para atender sus compromisos. El pasado 30 de diciembre Maduro afirmó que se debe crear un “nuevo modelo de dirección” en las empresas estatales, aunque no detalló en qué consistiría.
Frenar la impresión de dinero inorgánico
El Gobierno ha recurrido a la impresión de billetes para atender el gasto público que no alcanza a cubrir con los ingresos petroleros, ni la recaudación de impuestos. El caso más relevante es el financiamiento del Banco Central de Venezuela (BCV) a Pdvsa. Al 26 de diciembre de 2014 la asistencia del ente emisor a la petrolera se ubicó en 672 millardos de bolívares, 64,9% más con respecto a 2013. Esta práctica resulta inflacionaria en la medida que ese dinero creado por el BCV para cubrir el déficit de la petrolera para el pago de salarios, misiones y beneficios termina en los bancos y, estos a su vez, multiplican ese dinero a través de créditos.
Aunque el convenio cambiario 32, publicado recientemente, permite a Pdvsa vender al BCV los dólares obtenidos por la venta de petróleo en el “marco de los Acuerdos de Cooperación Energética” a “cualesquiera de los tipos de cambio oficiales a que se contraen los Convenios Cambiarios Vigentes”, economistas estiman que la medida es insuficiente porque el impacto de los Acuerdos de Cooperación Energética en la producción de Pdvsa es mínimo y prevén que esa expansión monetaria a través del BCV continuará.
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