Espero que Padrino López renuncie
junto con la Ministro Meléndez
El asesinato del estudiante de segundo año de bachillerato Kluiberth Roa paralizó la ciudad de San Cristóbal.
La madre estaba muy devastada y no quería saber dónde fue que cayó herido su hijo. Su padre en cambio, después que lo enterraron el miércoles 25 de febrero, si fue al sitio donde fue asesinado Kluiberth, acompañado de mucha gente que le ofrecieron oraciones y cantos. La Alcaldía de San Cristóbal decretó tres días de duelo y la ciudad estuvo totalmente paralizada y sin comercio.
Era evangélico y le encantaba la música cristiana, pertenecía a un grupo de Scout de Venezuela, era jugador de baloncesto, buen muchacho sin dudas, hijo de docentes y muy apreciado por la comunidad.
El caso de Roa es intensamente delicado, pues el muchacho no estaba participando en ninguna manifestación. Simplemente salió de sus clases y cuando iba rumbo a su casa, se encontró con los policías, que sin mediar ninguna consideración, procedieron a actuar con suma violencia e inexplicablemente usando sus armas y disparando a la cabeza del muchacho con los resultados que se conocen.
Obviamente, que este asesinato enciende el país con un profundo dolor y en todas partes, los estudiantes levantaron su voz de protesta ante la represión que ejecuta el gobierno. Afortunadamente, hubo mucho testigo, identificación del asesino, fotos, videos que impidieron las primeras acciones del gobierno por tratar de enredar la cosa y decir que era un accidente, pero el forense ya dictaminó la muerte por perdigones en la cabeza.
La noche anterior, el Presidente Maduro expresó en cadena nacional que el muchacho pertenecía a una secta y que el funcionario policial se defendió. Una posición que procura desviar los acontecimientos y crear otro escenario tal como sucedió con el caso del diputado Serra, a quien lo hicieron victima del imperialismo, de la oligarquía, de la ultraderecha y de un sin fin de personas interesadas supuestamente en acabar con la revolución. Y resulta que la muerte del diputado Serra no fue un acontecimiento político. Ya se sabe que la muerte de Serra fue un caso pasional, pues el joven diputado era homosexual y tenía explosiones muy fuertes de su carácter, que terminaba amenazando a sus amantes de muerte. Las cuarenta puñaladas que le dieron a Serra, explican precisamente el crimen pasional y su vínculo en un asesinato anterior, a un amante que tenía; que era su guardaespaldas y que le había amenazado con dejarlo.
El primer sujeto que está enfermo y que necesita una cura de sueño y mucha asesoría es el Presidente Maduro, quien debería bajarle a la agresividad diaria que mete en sus palabras todos los días en cadena nacional.
Lo cierto del asunto, es que los seguidores del gobierno están sumamente intensos, fanatizados por la guerra económica y ven enemigos por todas partes; ven golpistas hasta debajo de las piedras y viven con culillo de espanto y brinco.
Espero que el Presidente se ponga a trabajar en provecho de todos y que Padrino López renuncie con la Ministro Meléndez, antes que sigan llenando de sangre las calles del país y llevando presos políticos a Ramo Verde.
Aguardo a que entiendan que si no se produce y se organiza la economía, todos perderemos ante la guerra económica, que se libra en la cabeza de Maduro.
Luis Alfredo Rapozo