En Venezuela el Poder Ejecutivo
“acusa y condena” sin pruebas…
El alcalde metropolitano de Caracas es un político de carrera, que ha ocupado cargos de elección pública.
Sin embargo, sus funciones fueron usurpadas en 2009. Forma parte del “ala dura” de la oposición y hoy permanece preso.
Caracas. - El grupo comando de chaquetas y armas largas lo lleva en volandas, en el medio, a empujones. Él quería esperar a los abogados, pero rompieron la puerta. El alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma (59), tuvo tiempo de escribir en su usuario de Twitter @alcaldeledezma: “Mi oficina pretende ser allanada en este momento por varios policías del régimen, torre Exa, El Rosal”.
Alrededor de las 5 pm del jueves 19 de febrero de 2015, unos 100 funcionarios irrumpieron la tranquilidad de la zona, lanzaron disparos al aire y desaparecieron por varias horas a la autoridad capital, electa con 710.000,101 votos en 2010.
Ya para ese día a algunos se les había olvidado que a pesar de su investidura y de ostentar cargo público de elección popular, Ledezma fue despojado de su oficina y 95% de sus funciones. Por eso los funcionarios del Sebin, la Policía política, lo fueron a buscar al despacho privado que debe costearse, en el municipio Chacao, y no a la sede ubicada al norte de la Plaza Bolívar de Caracas, como corresponde.
El video de Lorent Saleh
En septiembre de 2014 un video y la detención del estudiante Lorent Saleh pusieron el foco sobre Ledezma. Detenido en una operación comando en Colombia (4/9/14), el universitario fue depositado en una celda de castigo denunciada por organizaciones de Derechos Humanos, bautizada por los propios custodios del Sebin como “La tumba”.
A través de los medios del Estado se divulgó un video privado de Saleh. Allí comenta de un plan: “Yo trabajo con el alcalde Ledezma… él quería operarse porque él dijo que iba a salir a echarle pichón al peo de la salida: …Ledezma es clave… Ledezma tiene algo que… [es] el político que más ha apoyado siempre a la resistencia, siempre…por eso era nuestro candidato. Pero Ledezma no es güevón y no deja de estar con la MUD [Mesa de la Unidad Democrática]; es un zorro viejo, hermano, la experiencia ni se compra ni se vende”.
Las cosas para Ledezma no venían bien. Desde 2009, el oficialismo se turnaba la vocería para atribuirle responsabilidad en hechos de violencia de la Policía a su cargo, como el Caracazo de 1989.
En 2008 Ledezma asumió como alcalde metropolitano. Pero la alegría no duraría mucho. El 7 de abril de 2009 se creó la figura del Jefe de Gobierno del Distrito Capital, designado por el presidente de la República y las funciones legislativas pasaron a la Asamblea Nacional. La creación de esta estructura paralela fue el primer golpe, con él vendrían el traspaso de las asignaciones, tareas y direcciones hasta dejar un ayuntamiento mermado, que se suponía creado para cohesionar las cinco alcaldías que hacen vida en Caracas. La oficialista Jacqueline Farías estuvo en el cargo usurpador hasta octubre de 2014. Luego la presidencia nombró a Ernesto Villegas.
El ala dura de la oposición
Antonio Ledezma es un político de siempre, llanero, formado en las filas de uno de los partidos fundamentales de Venezuela: Acción Democrática (AD). Pasó por todos los escalones de la carrera política: dirigente estudiantil, militante de la juventud del partido (1973), secretario general, diputado a la Asamblea Legislativa Regional del estado Guárico (1979), alcalde, gobernador, fundador de un partido propio: Alianza Bravo Pueblo.
Pero en el Gobierno de Nicolás Maduro se ha convertido en una de las tres patas de la mesa del “ala dura” de la oposición, junto a Leopoldo López y María Corina Machado. Son ellos los principales impulsadores de “la salida”, movimiento que en febrero de 2014 llamó a protesta pacífica en las calles de Venezuela “hasta producir la salida”, la renuncia, del presidente Maduro.
Esta posición llevó a Ledezma a suscribir un documento –con Machado y López- denominado “Acuerdo Nacional para la Transición”, en el que resumen una propuesta que han comentado también públicamente y que explica los pasos que proponen seguir una vez se produzca la renuncia presidencial.
“El pueblo de Venezuela vive una de las circunstancias más difíciles de su historia, a la que ha sido llevado por un régimen que en los últimos 16 años aplicó un modelo fracasado y ha ejercido de manera impune la antidemocracia”, es la frase que encabeza el comunicado, publicado como espacio publicitario el 11 de febrero de 2015.
Los medios del Gobierno han hecho una gran campaña durante el viernes 20 de febrero. Vinculan a Ledezma con muertes en actos de represión de la Policía Metropolitana, cuando él era gobernador, incluso en casos donde el Estado no se ha responsabilizado, como en muertes dentro de un recinto carcelario a manos de la Guardia Nacional en 1992.
Mientras en Venezuela reinaba la confusión y desinformación, y los únicos medios digitales se abrían paso para explicar lo poco que se sabía, Maduro ordenó cadena nacional de radio y televisión. Durante más de dos horas habló, de muchas cosas y sólo dedicó unos minutos para explicar que Ledezma había sido detenido por conspiración y mencionó el papel de marras.
Entonces, ni siquiera el abogado, Omar Estacio, sabía por qué había sido capturado su cliente en ese procedimiento cinematográfico, que simulaba al de las aprehensiones de los capos latinoamericanos.
Richard Blanco, su compañero de partido y lucha desde hace años, comparte oficina y estaba con él cuando se lo llevaron. También esperaba afuera en el centro de reclusión del Sebin El Helicoide (donde también estuvo preso Henrique Capriles Radonski e Iván Simonovis). “Salieron su esposa y su abogado y contaron que le acomodaron una celda pequeña, un espacio con una cama y que Antonio estaba bien, con mucha fortaleza, quienes conocemos a Antonio sabemos de su talante, no se amilana fácil. Él es un hombre que se crece en dificultades”.
Entre periodistas, Ledezma es conocido por su facilidad para activar el verbo cuando se prende la cámara, para tener una respuesta y hacer “política clásica”, la de ir al barrio, besar viejitos, y extender manos.
En Venezuela el Poder Ejecutivo acusa y condena sin pruebas sin más tribunal que sus medios.
Es Ledezma su más reciente víctima.
Por: Tamoa Calzadilla