Humor en serio
DÍA UNO: La invasión es inminente. Mañana comienza el entrenamiento. Los panas nos organizaron una fiesta de despedida. La rumba estuvo burda de buena. Bailamos hasta altas horas y nos dimos durísimo con la caña, para preparar nuestra alma para el destino que le espera. El jefe nos garantizó que en el más allá la rumba continuará y entonces tendremos 10 botellas de 18 años sin estrenar para cada uno. Al final de la reunión, Yefelson, John Fisyerald, Washinton Rodríguez y yo quemamos una bandera de Los Estados Unidos para irnos poniendo ya en actitud.
DÍA DOS: Hoy no fuimos al entrenamiento.
DÍA TRES: Hoy retomamos la cosa en serio. Tuvimos problemas con el vestuario, porque la cooperativa que fabrica los chalecos endógenos en los que se van a colocar los explosivos se cogió los reales y no los hizo. El comandante del escuadrón dice que no importa, que nos pegamos los cartuchos con tirro directamente en la barriga y nos colocamos encima un poncho andino para pasar desapercibidos. Lo que pasa es que a mí me toca la refinería de El Palito y yo no me voy a meter en ese calorón con un poncho andino.
DÍA CUATRO: Los técnicos explosivistas todavía no nos han traído los cartuchos. De todas maneras, hoy hicimos un ensayo general y cortamos varios palos de escoba en rolitos para simular la vaina. La sensación es burda de incómoda.
DÍA CINCO: Por fin llegaron los explosivos (entre ellos muchos Bin laden) y los ponchos. Como los gringos solo deben encontrar cenizas, comenzamos ya a prenderle candela al país con incendios forestales aprovechando el calorón imperante.
DÍA SEIS: Hoy tuvimos una falsa alarma de invasión, debido a que una paloma activó el sistema de defensa antiaéreo. De vainita no destruimos los pozos petroleros. Menos mal que la mayoría de nosotros nos quedamos dormidos y, a los pocos que acudieron, los explosivos no les funcionaron.
DÍA SIETE: Se acerca la hora…Morderán el polvo de la derrota. Ya todo el equipo está listo y operativo, pero tenemos tres días que no nos llega comida al campamento. Hoy nos reunimos. Si mañana no llega comida, vamos a trancar las vías de acceso a los pozos y, si nos echan a la Guardia, pensamos usar los explosivos y aplicarles a ellos el plan de tierra arrasada. Yo estoy comenzando a creer que la Guardia Nacional está controlada por la CIA.
DÍA OCHO: Hoy nos trajeron unas hamburguesas de Mc Donald’s. Estaban bien sabrosas. Estamos pensando que, aunque se vuelen los pozos petroleros, los Mc Donald’s deben quedar en pie. Como no tenemos mucho más que hacer, luego de comer hicimos una caimanera.
DÍA NUEVE: Como hoy tiene pinta de que los gringos no van a llegar, nos fuimos al río a hacer un sancocho. De todas maneras, nos llevamos el equipo porsia. Llegó el gobernador de Miranda en visita sorpresa y Jeferson casi lo implota, porque pensó que era gringo por lo de los ojos claros. Menos mal que estaba comiendo y él un plato de sancocho no lo suelta ni por la patria.
DIA DIEZ: Hoy es el día. Nos fuimos a la playa a esperarlos. Estuvimos hasta las diez de la mañana y no vinieron. Yo creo que nos cogieron miedo, porque nos miraron desde el satélite y vieron que la vaina iba en serio. Menos mal que nos trajimos el dominó y una cava de cervezas para matar el tiempo, que también es un invento gringo.
POR LAUREANO MÁRQUEZ,