Ante el riesgo que el Congreso, dominado desde enero por los republicanos, tomara acciones contra Venezuela -que como embargo de algunos renglones de importación, medidas financieras punitivas contra Citgo y el gobierno estuvieron contempladas por los radicales- el huésped de la Casa Blanca se lanzó con ese decreto que -al declarar que hay un estado de emergencia- por el que obtiene ciertos poderes excepcionales que le permiten, por ejemplo, imponer sanciones o congelar ciertos bienes, sin pasar por los trámites de la Administración o el propio Congreso. Nótese que “los sancionados son considerados una “amenaza” a la salud del sistema financiero estadounidense, siendo un problema para la seguridad nacional, y con la medida se ayudará a protegerlo de los flujos financieros ilícitos de la corrupción pública en Venezuela”. Por ello, en apenas tres días de promulgado el decreto, el FinCen (Financial Crime Enforcement Network) y la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) que son unidades del Departamento del Tesoro comenzaron a entrar en las instituciones bancarias en las que saben hay dinero ilícito del gobierno venezolano o sus funcionarios. Día tras día intervinieron en la Banca Privada de Andorra, el Banco de Madrid, propiedad del primero y la sucursal panameña de ambos. Allí lograron la congelación de fondos, en primera instancia, que guardan relación con PDVSA y sus filiales, Corpoelec y, sobretodo, el entorno del expresidente de la empresa Rafael Ramírez Carreño en los diez años como jefe máximo de la petrolera. Sus allegados, funcionarios y familiares muy especialmente a un primo Diego Salazar Carreño quien manejó los seguros y reaseguros de la industria petrolera. En el banco de Andorra éste asegurador llegó a tener 300 millones de euros congelados en una anterior averiguación. Según las autoridades el banco intervenido en un momento llegó a tener depositados 33 mil millones de euros siendo 21 mil de ellos provenientes de Venezuela. Indicaron que investigarán depósitos del ministerio de Finanzas de Venezuela, con envíos en valijas diplomáticas de dinero en efectivo vía Caracas-Madrid-Andorra. La cooperación de un exministro venezolano, tres militares, un exmagistrado y media docena de “cooperantes” ayudaron a tejer el mapa de esa corrupción que tuvo que ser aprobada desde el más alto nivel, sospechan las autoridades, debido a la cuantía del dinero trasladado. En otros países las alarmas se habían prendido en varias oportunidades. Citan el caso de una propina de cien mil euros que habría obsequiado Diego Salazar al “Concierge” del hotel Crillón en París y que al éste declararla a sus jefes, éstos tuvieron que pasar la información a las autoridades financieras galas. El modo de vida con el que actuaron algunos de los investigados dio al traste con el andamiaje financiero. Saben que desde el gobierno de Venezuela se harán los locos con estos hallazgos pues sería “escupir para arriba” -como me dijo un funcionario al que consulté- mientras crece el sentimiento nacional de que la revolución dilapidó, se robo o dejó perder los más grandes ingresos de nuestra historia desde la llegada a esta tierra bendita de Colón hasta nuestros 1998. Las listas van creciendo a medida que se desenreda la escandalosa madeja de corrupción y dinero fácil.
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