Nos cuesta salir de donde estamos. Parecemos apegados a la queja como si desde allí pudiéramos lograr algo
Vivimos situaciones que nadie en su sano juicio viviría y la razón es obvia, no parecemos estar en su sano juicio
Divididos entre el miedo y la esperanza
Maltratados y con baja autoestima, imposible desde allí la superación. Si queremos surgir, tenemos que creerlo posible
Intentar desde la queja lograr una acción proactiva, es intentar leer un libro que aun no ha sido escrito
Pensamos que los demás deben reaccionar. Pensamiento que tiene justamente quien no reacciona
Desde la indolencia decimos que los demás deben prestar atención
Vivimos una especie de esquizofrenia social, donde paranoicos y aplanados emocionalmente, deliramos inventando realidades que no hay
Pasamos de la muerte al concierto con una facilidad propia de quien nada siente, del que nada es, de quien no vive sino consume
Vivimos batallas heroicas de hashtags y épicas rimbombantes de valentía y honor en estados de redes sociales
Delirios megalomaniacos que dice que lo fuerte es débil y lo que empieza está por terminar
Presumimos de un profundo sentimiento de luto por la muerte de inocentes, mientras nos preparamos un trago y ponemos viña
Mientras tantos los teclados disparan balas de salva y en la calle de las balas reales, pocos se salvan
Todos nos miramos asombrados de como no reaccionamos, sin reaccionar
Entonces en una danza esquizofreniforme, lo único democrático es la muerte, que no le importa quién eres, solo que estés vivo
Se hace de la muerte el preámbulo de una elección, mientras la bala mata al electorado, saboteando cualquier acto democrático
Asumimos que la única verdad es la mentira que nos decimos
Nadie nos puede salvar mientras no entendamos que nos estamos hundiendo y cuando nos enteremos, nos salvamos nosotros mismos
Héroes de redes, valientes de teclado, anónimos que dicen que no temen a nada, periodistas que desinforman, una cacofonía esquizofrénica
Anónimos de redes diciendo a los demás que salgan a la calle, desde otro países mandan a protestar, delirios de un mal viaje psicotrópico
Mientras la muerte se convierte en realidad, la gente reza en twitter como si Dios usara un Hashtag
Nos decimos inteligentes al mismo tiempo que damos difusión a una noticia falsa, con foto falsa, de un anónimo en redes
Nos decimos racionales, maduros, con pensamiento crítico, mientras difundimos fotos extranjeras diciendo que son nacionales
Y la paranoia infundiendo su imperio en las mentes de quienes por enajenados, creen todo lo que las mentiras insisten en decir que son verdad
Mientras el hater se burla proyectando su miseria, el troll se ríe de ser psicópata, en la vida real una bala mata a un inocente
Y así seguimos, en una sociedad que se perdió en delirios y fantasmas, pensando en batallas heroicas desde el teclado
La muerte fue ayer, el concierto es hoy. Tenemos que liberar el estrés, tenemos que descansar un poco, dice quien poco le importa nada
Sombras vivientes, consumidores de emociones, individuos que no son persona sino recipientes de una droga llamada “indolencia”
Una sociedad esquizofrénica, divididos en un marasmo de pendientes insondables llenas de fantasmas, miedos y evasión
Al final el cobarde da lecciones de valentía y el anónimo te insulta pensándose heroico. Un mundo al revés, un mundo de redes, un no mundo
Hay esperanza, se llama despertar. Mientras no ocurra, seguimos esquizofreniformes, en esta danza interconectada de miserias compartidas.
Alberto Barradas (Psicologo)
PSICOVIVIR