“En el mundo hay sólo dos maneras de triunfar: por la propia capacidad o por la ineptitud ajena.” Jean de la Bruyere…
Este jueves 25 de junio aparece una nueva noticia el dólar paralelo se monta en Bs. 470,50, y quienes vivimos en la República Bolivariana de Venezuela el terror del alto costo de la vida se ha desatado en nosotros, porque es una realidad que ese es el precio por el que se rige la economía venezolana.
Un país de donde se fugaron más 250 mil millones de bolívares, y que atraviesa una falta de dólares, esta triste realidad nos llama a la reflexión. Si quienes dirigen la política económica de la revolución bolivariana, bajo la responsabilidad de Nicolás Maduro Moros como que ¿no escucharon las alarmas encendidas de que esto sucedería?
El dólar ahora está cerca de los 500 bs en el llamado mercado negro que es el mercado referencial de los comerciantes sean chavistas u opositores si le damos un tinte politiquero, el problema es que el burocratismo estalinista represivo no ha sido capaz de frenar a los comerciantes porque todo lo venden al precio del llamado dólar paralelo. Ahora si es que se ha desatado la arrechera colectiva, el costo político en las parlamentarias que estarán 80 a 20, y miles de venezolanos yéndose de la patria, aunado a las mafias trayendo dólares a 6.30 y sucios, y revendiéndolos, los vende cupos, alimentando una economía promovida por el llamado bachaquero lumpen, en el mercado negro.
Albert Camus, uno de los pilares del Existencialismo, estudio este drama de la condición humana ante las adversidades extremas, relacionándola como una epidemia mortal que sitia, y sacude las estructuras de una sociedad, y la moral de sus ciudadanos. Antes de que la plaga hiperinflacionaria arrase con Venezuela, y comiencen a multiplicarse los contagios, en los lugares más inesperados de los centros de votación.
Esta escalada inflacionaria es una especie de la peste bubónica, o de la llamada “peste negra”, causada por una bacteria propagada por el burocratismo, y la politiquería ideológica trasnochada e idiotizante. Los irracionales fanáticos militantes son como un ejército de pequeños ángeles de la muerte que esparcen los contagios inflacionarios por todos los rincones de la patria. Algunos afectos al gobierno bolivariano asesorados por expertos en la materia tenemos mucho tiempo lanzando las primeras señales de alerta, especialmente porque no es común ver por todos los días una economía enferma con aumentos excesivos de precios todas las mañanas.
Presidente Nicolás Maduro éste texto a lo que va es a la economía del país, no a venerar héroes del pasado, ni menos ideologías fracasadas y trasnochadas, y que nos sirvan las metáforas de las señales para que se de cuente cómo la hiperinflación, es una verdadera peste negra en nuestra economía ya en estado terminal, es una tragedia que se nos esta presentando todos los días con todo su poder desbastador.
Las evidencias del alto costo de la vida nos indican que algo está funcionando mal señor presidente, que hasta lo inverosímil se está volviendo como algo natural. Todas las señales negativas de una catástrofe se están juntando, y vemos como crece el estupor del ciudadano ante el empobrecimiento, y lo que era considerado como una negación, incredulidad, rechazo y rabia de la llamada “guerra económica de los escuálidos”, ha terminado convirtiéndose en aceptación por que liquida a chavista y opositores, las colas dixit. Es la realidad de una economía enferma que ha hecho aparecer lo peor de la condición humana.
La especulación, las humillantes colas, el trabajo asqueroso, y hamponil del bachaquero, la cooperación de los militares con este lumpen, así como el individualismo, la usura, la confrontación, irán cobrando fuerza en estas dolorosas circunstancias. Se ha desatado una miserable guerra de precios en la que todos intentan ponerse a salvo, o expoliando a alguien por lo que va perdiendo, y está padeciendo.
La economía venezolana ya está sufriendo un cáncer en estado terminal, por los altos precios que se han disparado con una velocidad que rompe la del sonido. Todo el país ya está arropado por esta condición extrema y miserable. El venezolano común siente miedo de lo que vendrá, de cuanto aumentarán de precios las cosas en los siguientes días, semanas, meses, y con la incertidumbre de no saber como sobrevivirá con esos sueldos devaluados. Viendo con terror un cuadro macabro de mayor pobreza.
Algunos expertos económicos explican que, cuando los números indican que existe una hiperinflación o una inflación galopante. Unos dicen que hay que esperar a que el alza sostenida de los precios supere la barrera del 50% mensual para declararla, caso contrario se estaría hablando solo de una inflación galopante. En todo caso, aunque el gobierno esconde la escalada de cifras y precios, los expertos dicen que los precios superarán los tres dígitos este año, como promedio. Pero hay rubros que están subiendo muy por encima de ese nivel como: calzados, vestidos, electrodomésticos etc.
Hay desde el gobierno quienes intentan manipular las cifras. Siempre van a querer ocultarlas para no desprestigiar al gobierno bolivariano con la realidad, para no perder votos en las parlamentarias del 6D, para no contribuir al pánico ni multiplicar los efectos de la plaga inflacionaria. Por eso, se niegan a hablar claro, y que no se descontrole la paz ciudadana, disminuya la poca inversión, que el comercio caiga, porque saben que la simpatía por la revolución pasará de largo, espantada por la máscara de la muerte.
Ayer 24 de junio en un CC de El Tigre vi el precio de un zapatos en Bs. 28.000, en una tienda de celulares un Samsung en 200.000. Es difícil pensar en los precios, pero equivale a lo que alcanzaba hace unos años para dar la inicial, y comprar una casita en una urbanización de Venezuela, o para comprar un carro, o un terreno donde construir una vivienda.
Señales hay muchas de esta hiperinflación, sólo basta anotar en un papelito los precios que vemos hoy, y compararlos con los de la semana pasada. La hiperinflación es una plaga que va arrasando todo a su paso.
No sé a dónde vamos a llegar con esta grave situación, este descalabro va a propagarse como un efecto domino, porque obliga a alzas en todo el sistema económico. Si esta marea sigue subiendo, arrasará por completo con los salarios de los venezolanos, y es previsible que ante la falta de acciones políticas económicas más profesionales y responsables, el gobierno se limite a aumentar el salario mínimo otra vez, o a declarar un alza general de sueldos y salarios, o seguir imprimiendo más billetes de a 100 que en los cajeros electrónicos lo que hacen es propagar la peste inflacionaria. Usted tiene la decisión señor presidente.
Por: Edgar Perdomo Arzola / Aporrea