“El Esequibo es mío, es tuyo, es tierra venezolana.” -Témpano-
La peor calamidad
No tenemos humor para simulaciones. Ni humor ni tiempo. Estamos ante una nueva farsa chavista y hay que encararla. Otros que se dediquen arteramente a manifestar solidaridad con el régimen, nosotros no, yo no y espero que tú tampoco.
Venezuela está en peligro, tú y yo estamos en peligro y ese peligro no lo representan Guyana o Exxon Mobil, los Estados Unidos o Cuba, ese peligro lo representa la dictadura chavista que está en el poder.
Ellos son -y representan- nuestra peor calamidad.
No lo olvidemos.
El mapa mutilado
Ese incontenible traidor a la patria que fue Hugo Chávez Frías, dedicado -como estuvo en vida- a darle perennidad a su delirio político persiguiendo, encarcelando y asesinando venezolanos; regalando nuestros recursos para captar apoyos internacionales a sus planes de perpetuidad (que es otra manera de doblegar voluntades); cometió quizá la peor traición de todas obsequiando -a escondidas- la Guayana Esequiba a la nomenklatura socialista del mundo.
De ahí la incomprensible pero permanente “mutilación” que hacen en sus presentaciones los chavistas del mapa de Venezuela: sin el límite oriental de nuestro país trazado hasta el río Esequibo y sin ese vasto y riquísimo territorio -encarcelado a rayas- que conocemos desde niños como la zona guayanesa en reclamación.
Según esa manada de traidores y cínicos que son los chavistas ya no hay nada que reclamar, su supremo dios cínico, su infinito ladrón en las alturas, lo regaló.
Esa es la realidad inclemente que nos abofetea, nuestra realidad.
El papagayo chavista y su enredo
Lo único que quería Hugo Chávez era permanecer en el poder, como su maestro Fidel, por los siglos de los siglos. El movimiento estudiantil y todas las arrecheras que le causaron al sátrapa se interpusieron.
Hoy el papagayo de la perpetuidad chavista está más que enredado, está muerto, o mejor, embalsamado en una montaña.
Embalsamada la perpetuidad pero no su cinismo instaurado entre nosotros, con el amado amante sucesor rigiendo los destinos de una nación que algún día, antes del socialismo rebuznado, fue grande.
El mal sigue, ya no será perpetuo, pero sigue y el regalo que hizo Chávez de nuestro territorio Esequibo a sus panas socialistas es una patética prueba de ello.
La voluntad del sátrapa no sólo fue mutilar las imágenes de la Guayana Esequiba de nuestros mapas, su idea era borrarlo de nuestras conciencias. Y no pudo y no podrá, la reserva moral de la nación está intacta pese a todas las adversidades. En muchos casos perseguida o presa, pero intacta.
Tú y yo, venezolanos conscientes, rebeldes permanentes contra la peste chavista, sus blasfemos, la encarnamos.
¿Estamos cansados? Ni de vaina, nuestra lucha está vivita y colea.
La arrechera crece y se organiza.
Y lo peor está por venir
Hace dos días conversando con la reconocida escritora mexicana Helena Poniatowska me dijo: “Lo que está viviendo tu país es una calamidad y Nicolás Maduro es un auténtico imbécil, qué pena…”
Su frase lapidaria liquidaba al chavismo y a su chistoso jefazo Maduro, pero exacerbaba nuestra vergüenza.
Creo -habría que medirlo para confirmarlo- que Nicolás es el venezolano más burlado y despreciado de todos los tiempos. Interna y externamente se ha convertido en un tema permanente de chiste, en un hazmerreír universal. Nadie le para ni media bola, comenzando por el chavismo (lo que hace el jefe del cartel de los soles, Diosdi Cabello, con él es una antología a la vejación). Pero la realidad inclemente que nos atañe hizo que inexplicablemente desde el punto de vista político, pero comprensible desde el plano amoroso, Chávez nos impusiera a su amado ignorante como sucesor y las consecuencias saltan a la vista.
Estamos desarticulados, desnudos, cualquiera hace con Venezuela lo que le da la gana, incluso Guyana.
Maduro, no los Estados Unidos ni Cuba, es la garantía de que lo perderemos todo.
La insolencia de Guyana
El único interés de Chávez siempre fue el poder y permanecer en él para siempre, por eso asesinó por la espalda a cientos de venezolanos en sus golpes de estado para obtenerlo, por eso persiguió, encarceló y asesinó a cuanto opositor fuese necesario para conservarlo, por eso solapadamente compró voluntades internacionales entregándoles nuestros recursos y territorio, por eso regaló a Venezuela.
A Chávez nunca le interesó el bienestar de la nación, sólo le interesó su bienestar y el de sus corruptos enchufados.
Que ahora la Comunidad del Caribe (Caricom), a la que tanto petróleo le regaló Chávez, le dé una patada en el trasero a su amante Nicolás -pregunto: ¿quién no se la da?- y respalde la insolencia de Guyana no nos sorprende.
Venezuela no es una nación respetada, es a todas luces una nación humillada y despojada, como la humilla y despoja el chavismo con su latrocinio institucional.
No apoyo ni apoyaré a Maduro
El problema, insisto, no es Guyana (y su insolencia) ni Cuba ni Estados Unidos o Rusia, el problema de fondo es la felonía chavista, el problema es el chavismo. O lo erradicamos o todas las calamitosas situaciones que han creado persistirán: el papagayo de la estupidez no sólo se enredará perpetuamente, seremos una nación de estopa por los siglos de los siglos.
Hoy es Guyana y Cuba, mañana será Colombia y pasado mañana Brasil. Luego Aruba o Trinidad. Con el chavismo y su única urgencia: permanecer en el poder, Venezuela está en absoluto riesgo. El mapa no quedará mutilado, simplemente no habrá mapa.
Yo no apoyo ni apoyaré la ineptitud de Nicolás en ninguna acción que emprenda, en lo personal estoy muy claro: él es el problema, prefiero erradicarlo a él que confrontar a otros países. Lo cual, sin duda, lo haremos en su momento porque como en el caso de la Guayana Esequiba (que es tuya, que es nuestra, que es territorio venezolano) la verdad histórica, jurídica y geográfica nos asiste y no tendremos ningún temor en hacer valer esa verdad.
Por eso somos hijos de Bolívar, por eso somos Venezuela.
Postdata a la reserva de conciencia opositora
Todo esto está ocurriendo y, por ejemplo, un chavista por naturaleza como Henry Falcón -a quien Maduro señala como el “líder” de la oposición- se dedica “heroicamente” a vacunar mascotas en Lara; Henrique Capriles a mendigar dinero para su gobernación; y la Mesa de la Unidad (MUD) a pedir a los nuevos votantes que se inscriban en el registro electoral porque hay que elegir una nueva Asamblea Nacional que legalice la marihuana (no es joda).
Carajo, ¿se podrá ser más estúpido que Maduro?
No lo creo, estoy convencido de que ese lunatismo deriva de la calamidad traidora que ha inoculado el chavismo entre los venezolanos y que a todas luces debemos erradicar.
Y prueba de que no estamos tan perdidos son los pronunciamientos de opositores como María Corina Machado, Leopoldo López, Andrés Velázquez y el grupo de estudiantes que simbólicamente ocupó territorio guayanés como acto de soberanía.
La reserva de conciencia está intacta, presa o perseguida pero intacta.
¿Sabes por qué? Porque la conciencia de Venezuela está en ti, en mí, en muchos de nosotros, y ni nos mutilan ni nos borran.
Nosotros somos el mapa que no sólo reclamará, sino que reivindicará la verdad.
Sí, el mapa que se libera de las rayas que lo encarcelan.
El mapa de la libertad.
Gustavo Tovar | Twitter @tovarr
Noticiero Digital