El psiquiatra y antropólogo José Luis Uzcátegui te lo explica
Escribe el médico psiquiatra y antropólogo José Luis Uzcátegui (@LuisJUzcategui), un artículo titulado ¿Por qué no reacciona el venezolano? donde afirma, entre otras cosas que “A la mente le es más fácil (no más eficiente) asumir que no es parte del problema y proyectar en los otros interrogantes que deberían empezar por casa.” Uzcátegui es autor del libro “La Miedocracia. Venezuela, el país del miedo”
Pocos interrogantes son tan familiares, cotidianos y lacerantes como la pregunta: “¿Por qué no reacciona el venezolano?” No hay ambiente social donde al inicio o final de la conversación, no se haga la pregunta y, para evadir la humillación que genera sentirse aludido, la plantea en tercera persona. A la mente le es más fácil (no más eficiente) asumir que no es parte del problema y proyectar en los otros interrogantes que deberían empezar por casa.
Miedo y chantaje
Activar la emoción miedo ha sido una de las atroces estrategias para lesionar psíquicamente al poblador, combinándolo con chantaje y culpar a los demás de los desastres. El pensamiento se obnubila y la conducta de cordero o “esclavo” se logra sin mayor dificultad.
Ilusión y engaño
Insertar miedos “a lo macho” hace más difícil lograr el deterioro humano que buscan los totalitarios, la dominación se alcanza con una mezcla de terror, inseguridad, homicidios, promesas, mentiras, ayudas, planes, ilusiones y escases sumado al control de los poderes públicos y planes mediáticos engañosos mantenido por años convierten al cerebro en un “tambor” hueco.
Insulsez y decepción
Generar hastió y decepción es la cuota mórbida que se han reservado la mayoría de los líderes de oposición, quienes no desperdician el descontento del pueblo para aparecer con mensajes “chimbos” y soluciones inexistentes. Sin planes concretos ni mensajes motivadores favorecen la emergencia de lo más negativo del mundo emocional.
Realidad
La realidad aturde y atropella la lógica, una inflación voraz todos los días subiendo similar a la escalada de pobreza, deterioro en la educación y salud. Otra cruel realidad los estándares de calidad de vida de cualquier ciudadano en Latinoamérica no son las referencias del oficialismo; lo alterado, malsano, dañino, trasgresor y enfermo es el patrón.
Fantasía de inacción
Inacción
Lo más letal que buscan los regímenes totalitarios es hacer sentir paralizado e incompetente al poblador y llevarlo emocionalmente a un Gulag tropical donde justicia, libertad y dignidad son catalogadas desvaríos de la razón. Una de las metas más codiciadas es hacer creer a los venezolanos que son pocas las posibilidades para salir del caos y ganar abrumadoramente las elecciones del seis de diciembre de 2015 ( 6-D ) y que el gobierno tiene un poder omnímodo. Si Lucifer aparece, y les pide una prueba carnal de amor, no dudarían en dársela, con tal que prometa eternidad en el poder.
Consecuencias
Venezolano discapacitado
Un ser discapacitado está limitado funcionalmente para valerse por sí solo y la vida se le hace muy difícil a no ser que reciba rehabilitación. El venezolano no puede salir a la calle con libertad, está expuesto a ser asaltado, secuestrado o liquidado. No puede disfrutar de actividades recreativas, el temor lo aplasta. No encuentra alimentos, medicinas, servicios o bienes a no ser que pague la cuota humillante de vivir como un inválido social que recibe migajas o “pellejos” que vienen de otros países. No tiene oportunidades para vivir, esto significa un bloqueo de sus competencias para trabajar, producir, consumir o morir de muerte natural.
Venezolano disfuncional
Los índices de homicidio, agresión, torpeza relacional, irritabilidad, corrupción y deterioro de la salud mental y física hacen que el venezolano funcione similar a situaciones de hambruna, guerra o calamidades naturales.
Venezolano excluido
La desconexión entre los venezolanos es descomunal, las redes sociales amainan algo esta tragedia, pero para el humano sentirse incluido es indispensable la conexión personal. La exclusión social es deletérea para los seres humanos, no es sorprendente que afecte a una amplia gama de nuestras percepciones, cogniciones, afectos, comportamientos y adaptaciones psicológicas.
Un país donde su gente se levanta y acuesta corriendo desesperada por un pollo, unos gramos de azúcar, migajas de harina y sufriendo por vivir no puede crear cohesión social. La distancia psicológica entre los venezolanos es abismal, es una forma de vivir muy desgraciada, para lo cual varios investigadores en neurociencia utilizan el término de “dolor”. “Dolor” es lo que siente el excluido social y se activan regiones cerebrales similares a las que se activan con el dolor físico.
Escenarios
• !Es urgente despertar!, la angustia con frecuencia hace creer que la solución es reaccionar de forma abrupta y en manada.
• Qué en el año 2015 se den al menos 16 protestas diarias laborales, por vivienda, servicios básicos, alimentos, justicia, ¡es reaccionar!
• Qué el pueblo este lanzado en las calles buscando que comer, como obtener algo de dinero y trabajando en lo que lo deja el gobierno y el hampa, ¡es reaccionar!
• Que miles de venezolanos estén luchando en otras tierras con la profunda ilusión de regresar muy pronto, ¡es reaccionar!
• Que un 80% de los venezolanos estén desesperados por salir del régimen, ¡es supereaccionar!
• Las sociedades son como los líquidos, no tienen forma, tampoco son estáticas, siempre están en movimiento…
Alertas
Escucha, siente, actúa
• Claro que se necesitan mensajes y liderazgos confiables y motivadores para darle soporte y neutralizar el gran desencanto, apatía, tristeza y miedo que invade al venezolano.
• ¡Alerta roja! La reacción implícita del pueblo venezolano esta activa, para pasar a la reacción explicita lo más sensato es la conducción de un liderazgo inteligente. La reacción o explosión anárquica no es lo más adecuado y beneficioso para una nación.
• ¡Alerta ultrarroja! Mentira, caos y terror oficial siempre será la gran amenaza que busca convertir al venezolano en idiota para apagarle su capacidad de reaccionar.
• Sin duda que el venezolano le jugó una mala pasada a la desgracia, a pesar del ataque “vandálico” del régimen y algunos dirigentes opositores, no se entrega, ¡Reacciona!
Por Luis José Uzcátegui / Gentiuno