jueves, 28 de enero de 2016

Conoce la mafia llamada MUD (Parte II)

CARLOS FERNÁNDEZ (II)


“Nos utilizaron los sectores políticos. Sobre todo Acción Democrática, Copei y Julio Borges. Henry Ramos Allup y Borges son dos personas nefastas. Cuando ya todo estaba que parecía que lográbamos el objetivo los partidos políticos dijeron: no, el negocio es nuestro, no de ustedes.” Carlos Fernández habla con suavidad que engaña, la firmeza en sus palabras no dejan cupo a la duda, sus señalamientos van acompañados de precisiones: “Carlos Ortega y mi persona no estábamos de acuerdo en la fecha anunciada para el paro, pero se nos presentó Juan Fernández (para la época era gerente funcional de Planificación y Control de Finanzas en Pdvsa), y nos dijo que ellos habían asumido esa responsabilidad en cabeza de cada uno de ellos y que si no los queríamos acompañar que lo harían solos, y que ellos tenían controlado toda la distribución de los combustibles. Totalmente mentira. No hubo control por parte de  ellos y nos obligaron a ser solidarios y a asumir la responsabilidad. Y por eso siempre hablé de paro petrolero.”


 Es larga la retahíla de situaciones, personas, instituciones y demás hierbas aromáticas que Carlos Fernández enumera. Como dicen mis amigos gallegos: No deja títere con cabeza. “A mí me llevan detenido saliendo del Punta Grill.  Yo en esos días dormía siempre en sitios distintos, porque ya me habían avisado de que me querían agarrar. Un día estando en el hotel Marriot de El Rosal se me presentó uno de los jefes de la DISIP, no recuerdo el nombre, y me dijo: “yo te mando a avisar en el momento que nos den instrucciones pero por ahora no hay nada, no tenemos instrucciones.” Eso fue una semana antes de que me detengan. El día que me agarran yo tenía mi carro y un carro escolta, ese fue el día que en el hotel Meliá se anunciaba que la mesa de dialogo y Gaviria se mudaban de ahí para otro sitio que ya anunciarían, fui a ese acto, que era más de los partidos políticos, y cuando salgo de ahí me llaman, yo iba en camino adónde iba a pernoctar esa noche, era una gente “amiga”: Pasa un momentico por aquí, que estamos en el Punta Grill y te comes un pedacito de parrilla. Serían las 10 de la noche.  Y entré, me tomé un whisky, me comí algo y cuando voy a salir viene mi carro, pero no viene con mi chofer, cuando trato de regresarme me caen como diez o quince, cubanos todos, de pantalón bluejean y franela blanca, y empezamos a forcejear. Yo pierdo los zapatos, casi me parten una pierna, me golpean, y me meten dentro de mi carro, en  el piso, con los pies encima, casi asfixiado, y se van. Cuando empieza eso hay unas patrullas de PoliBaruta que empiezan a perseguirlos, pero ellos me entregan a la DISIP en El Helicoide.  Allá me bajan sin zapatos, con la pierna bastante lastimada, muy golpeada, y hay un personaje con el cual todavía muchas veces me despierto, un tal Ramoncito, un personaje bastante pequeño, que me insultaba mucho: “Ajá, ¿tienes el gobierno listo? ¿Ah? ¿Tú no eres arrecho? ¿Ah?”  No contesté en ningún momento, me sentía muy mal. Él me pasa al que me va a reseñar, y seguía incitándome, y le decía mil cosas al muchacho de la reseña, ese muchacho no le contestó en ningún momento. Luego me llevó al carcelero y le dijo “vamos a meterlo en un tigrito, y que se desnude pá revisarlo no vaya a ser que tenga una vaina por ahí metida”. Vejarlo a uno… y al final me meten… Yo tenía exactamente 52 años, iba a cumplir 53, el mismo día que mi hija estaba cumpliendo años, 20 de febrero, de ahí me metieron al tigrito, yo entré en el tigrito, es un cuarto sin ventilación, de 2x2, y quedé tirado en el suelo, ahí perdí el conocimiento.

Los recuerdos duros lastiman aunque sean ajenos, la voz baja y entrecortada refleja un calvario que se revive. “Después supe que un muchacho había venido a que firmara un papel de que  a mí se me habían respetado todos los derechos, y me consiguió largo a largo, me despierto por los gritos del tipo, me sacan y me llevan para los servicios médicos, y ahí  una persona recuerdo que me estaba grabando; cuando me dicen que me van a inyectar me niego, me dicen: puedes morirte tenemos que ponerte esto. Llamen a mi cardiólogo. El hecho fue que llegaron unos médicos de la PTJ (CICPC) me decían: Fernández cálmese, y tal, y cual. Al final me pusieron unas pastillas sublinguales y me dejaron ahí hasta medio controlar la situación. Ya de madrugada me vuelven a llevar, descalzo, y me entregan al carcelero, cuando se van, el chamo me dice: Señor Fernández, si quiere se queda sentado ahí en esa silla y si viene alguno de mis jefes usted dice que yo lo saqué porque estaba otra vez mal…  Y ahí amanecí. Después me cambiaron para una celda y me subían a tomarme la tensión y para hacerlo me sentaban en una silla de parturienta donde me amarraban, me lo hicieron varias veces.  El Ramoncito me decía: “ya te vamos a traer a tu tocayo a Carlos Ortega para que monten el gobierno aquí y tumben al presidente.” Un día un  comisario de la DISIP me enseña un papel: no hable porque tiene micrófonos por todos lados. Después me enseña otro: no coma la comida que  le traigan de aquí, diga que de la plata esa que tiene ahí que le compren arepa, o sándwich pero no coma lo de aquí… Yo no sabía ni qué pensar, el hombre siguió: yo soy profesional, no hable con mi jefe -era Miguel Rodríguez Torres-, ni con los defensores que le manden, o la Defensora del pueblo, todos son las mismas ratas, nosotros lo vamos a cuidar.”  No supe quiénes eran los otros.” 

Fernández califica de show sus traslados a los tribunales “llevaban 50 carros, motos, una vaina como de película. Por lo general era en un toyotica amarillo, un corolla, la primera vez me llevan atrás, en el centro, con dos hombres al lado, cuando me montan dicen: quítales las esposas;  y uno que está sentado conmigo, me da así por la pierna y dice: “Acuérdese jefe que yo voy a ser su jefe de seguridad cuando sea presidente” ¡Imagínate tú!” La fluidez verbal trastabilla, es obvio su tragar grueso, pero prosigue: “Cuando llegas a los tribunales, al imputado lo tienen que meter en unas celdas abajo, pero la comisión me va a llevar directo a la sala, pero la gente de Darío Vivas y de Bernal y del supuesto arrepentido, ese que fue alcalde de La Victoria, Ismael García, les decían: ¡Tienen que meterlo ahí!  Ellos respondían: Nosotros tenemos la seguridad de él, y ni usted ni nadie nos va a decir cómo hacer nuestro trabajo. Y me llevaban directo arriba.  No conformes con eso subieron en variadas oportunidades al despacho, a presionar, a joder y los funcionarios se plantaron: “Esa responsabilidad es nuestra, les agradezco que se vayan de aquí.” La fiscal acusadora era la Luisa Ortega Díaz y quien redacta la boleta de captura, después que ya me tienen ahí, es nada más y nada menos quien hoy es el magistrado de la sala penal, el asesino Maikel Moreno.”  

Nueva pausa, ahora mucho más larga, hasta que las palabras siguen desgranándose: “En la última audiencia que fue un día sábado en la mañana, me llevaron a las 10 de la mañana para el tribunal, y ya estando ahí veo como empiezan a llegarle sobres a la jueza. Luego supe que eran instrucciones para que me pasara a La Planta o a El Rodeo. Mi abogado era Pedro Berrizbeitia, entramos a la audiencia y la fiscal me formula cinco cargos: traición a la patria, instigación a delinquir, devastación, agavillamiento y otro más, después dice que yo nunca me había presentado lo cual era absolutamente falso. Esta persona es inepta desde todo punto de vista como profesional, no sé cómo es abogada, recuerdo mucho que la juez dice si yo tengo algo que alegar y le digo: todo lo que ha dicho esa persona es mentira, por esto, y esto, y esto, y esto. Pedro me empieza a pelar los ojos como  que me calle, al final yo me callo pero le dije: yo jamás le he faltado a la ley.  Y quiero a esta altura Alfredo, decirte algo, Chávez mandó a investigar mi empresa, todo, todo, todo, y nunca pudieron conseguirme nada porque yo nunca ni milité en ningún partido político, ni tuve contrato con ningún gobierno, ni regional, ni nacional, mi esfuerzo fue propio como empresario y con la empresa privada, yo no tengo rabo de paja. El hecho es que ella va a deliberar y nos sacan de la oficina. Era sábado, los baños estaban cerrados y el único baño que había era el que tenía la juez en la oficina de ella, Berrizbeitia que había sido su profesor, y eso lo supe después, entra a pedirle el baño, pero pasa como media hora; y le digo a Marianela Mata, que era la otra abogada que tenía: ¿Será que Pedro se fue por el baño? Cuando él sale me llama a un rincón y me dice: “Carlos la situación es muy complicada, ¿viste los sobres que pasaron? Ella sabe que hasta hoy va a ser juez, porque va a tomar una decisión que no es la que le están pidiendo, pero dice que ella no puede tener ese cargo de conciencia de tu muerte, tu cuadro clínico le da a ella autoridad para mandarte preso casa por cárcel, pero sabe que la destituyen. Cuando toma la decisión, serían las 3 o 4 de la tarde ya, entramos y ella anuncia su fallo. La Luisa Ortega se le va encima prácticamente. La jueza le dijo: esa es mi decisión. Luisa Ortega: pero no puede ni hablar.  Yo creo que fui clara y esa es la decisión, a partir de hoy está bajo custodia del grupo BAE.  ¡Bueno pues! La Luisa Ortega empieza a llamar, y llamar, y empieza abajo esa turba de 200 o 300 borrachos alebrestados por Vivas, García, y toda esta pandilla de sinvergüenzas, a pedir mi cabeza, hasta que se hacen las siete de la noche. Yo ya no tenía miedo. Tú pasas un momento en la vida en donde te ubicas y estás decidido a todo. Yo después que me metieron en el tigrito, a partir de ese momento no es que había pasado el miedo, es que asumes el mayor riesgo que puede ser la perdida de la vida, lo asumes, estás resteado para eso y quizás eso es lo que me alimentó a decir lo que yo dije a la juez contra la fiscal, no estaba diciendo mentira y perdiste el miedo. Después de lo que me había pasado en la DISIP, lo que me habían hecho, que yo estaba solo, donde nadie me fue a visitar, el único que me pudo visitar fue el abogado y unas  mujeres de derechos humanos que después llegaron, pero mi familia nunca pudo entrar a verme, entonces hasta el más miedoso en su determinado momento cambia eso por fortalezas, de asumir que a lo mejor es lo último que vas a hacer en la vida. Y lo asumí.”

Perdonen el dislate, pero son múltiples las emociones que se agitan al oír a este hombre de voz suave y gestos pausados hacer recuento de aquellos momentos. Pero sigamos con él: “Para poderme sacar del tribunal, a las 10 u 11 de la noche, tuvo que venir un piquete de 80 o más guardias nacionales, porque estaba sitiado el tribunal y los muchachos de la DISIP no podían, porque además iban a arriesgar mi vida. Llego otra vez a la DIISP y me dice un comisario: “Carlos te vamos a llevar mañana, entiende que esta hora es… y no te podemos llevar por tierra, te vamos a llevar en helicóptero”. En la mañana me miden la tensión, me dan pastillas para equilibrarme, y tratan de lanzar un helicóptero y lo ametrallan, del cerro de ahí, lanzan otro y también es plomo, total nosotros salimos como en el cuarto. En el helicóptero donde me sacan viene piloto y copiloto, y otros custodios, cuando vamos en pleno vuelo el que está al lado mío se inclina y me dice al oído: Mi mamá le manda a decir que ni un paso atrás…” No esconde la emoción que le produce ese recuerdo y muestra sus brazos erizados. Toma aire y prosigue: “Cuando llegamos al Aeroclub de Valencia él mismo funcionario me dice: ponte este chaleco. Le digo: ¿Para qué esa vaina?  Póntelo, no te dejo hasta que te entregue en tu casa. Me bajan, me montan en una ambulancia, me hacen otro montón de chequeos y me llevan a la casa, que ya estaba tomada por el BAE, ocho personas con dos camionetas Nissan me acuerdo, él me entrega ante ellos y me dice, cuando ya está para salir: “Cuídate, cuídate mucho, porque te quieren matar de los dos lados.” La ultraderecha estaba jugando a sacrificar a alguien para armar el vainero, yo era una pieza en ese momento importante, y él me explica que tienen identificados a varios que quieren salir de mí. “

Su casa en el sector El Bosque, de Valencia, quedó bajo el control de los comandos “todos son muchachos jóvenes, la mayoría estudiantes, unos estudiaban administración, otros leyes, jóvenes de veintipico de años, y que al tiempo más de una vez me dijo más de uno: Señor Fernández, ¿me puede ayudar a estudiar? Y me sentaba con ellos a hacerlo. Un día uno de ellos le dice a mi hermano que tienen que salir a una misión dos de ellos, mi hermano les dice ¿qué tengo yo que ver con esa vaina?, ese es problema de ustedes. No, es para informarle señor Fernández. Salieron en la mañana en una de sus camionetas y llegaron como a las diez de la mañana, y ese mismo muchacho le entrega a mi esposa una bolsa de más de 10 kilos de fresas que su papá se lo había mandado de Mérida en el avión que llegaba a Valencia.”  Nuevo silencio, muy largo esta vez. La mirada se pierde y un hilo de voz retoma el relato: “No las tengo aquí, pero he pedido que me las guarden en Venezuela para ver cómo me las pueden traer, las cartas que me mandaban los familiares de esos muchachos. Una de las cartas decía: yo soy la mamá de fulano de tal, entiéndalo, él está cumpliendo con su obligación pero yo vivo en tal parte, mi teléfono es tal, y lo apreciamos y lo queremos mucho, mi hijo lo está cuidando. Otro me decía escríbamele una cartica a mi hermana, otro más escríbale una cartica a mi mamá.  Y así como ellos muchísimas personas. Un día se comienza a oír que me van a revocar la medida de casa por cárcel y al poco fueron a visitarme tres monjitas, ellas sabían que había micrófonos por todos lados y me hacen señas que quieren hablar conmigo, así que nos vamos al patio, y me dicen: La madre superiora le manda a decir que pronto van a venir tres monjas a visitarlo, y se van a ir tres monjas, pero ella necesita sus medidas exactas, para que venga una exactamente de su porte, y allá no se preocupe que no le va a faltar nada. ¡Por supuesto que no acepté! Eso era echarles una responsabilidad infinita encima.”



 Asegura que recibió la solidaridad que no recibió de quienes debía haberla tenido. “Todo fue un juego de trampas y traiciones, y así nos pasó a todos, Manuel Cova traicionó a Carlos Ortega, y bien feo, pero que te lo cuente él.  En diferentes oportunidades Juan Fernández me aseguró que tenían controlado el suministro de gasolina de Carenero, mentira, los que se hicieron solidarios fueron los de la marina mercante que si asumieron, y son los que paran los barcos, el sector petrolero no cumplió y en las reuniones que hacíamos todos los días ofrecían de todo. Después nos vinieron con el cuento que ellos no podían quitarle el suministro de combustible o de gas o de x a los hospitales y la vaina. Si tú te metes en una situación de estas te metes, nunca hubo desabastecimiento como tal de la gasolina, había unas pocas bombas que no tenían; Acosta Carles tomó el control de  El Palito y de Yagua, se hizo millonario vendiendo la gasolina que se la robó y así muchos de ellos mismos. Hubo contactos con el sector militar, diseñamos estrategias como partir la ciudad y tener el control, y el sector militar también falló y tampoco cumplió. Nosotros nos reunimos en varias veces en la casa de Olavarría, con ellos, y tampoco asumieron el rol que debían haber asumido. Por atrás había jugadas de varios políticos. Lewis Pérez Daboin es un sinvergüenza, fue el infiltrado más grande que tuvimos, llegó el momento que yo sabía que el único que transmitía cosas que yo decía  en el Directorio que teníamos de la Coordinadora Democrática, que la fundé yo el mismo día del 11 de abril, en FEDECAMARAS, esas declaraciones que daban los voceros del gobierno, sobre mí, que yo era el talibán, que yo era el más radical, era él y le dije un día: Acuérdate de tomar nota bien para que salgas corriendo y se lo des a tu jefe José Vicente Rangel. Y se me alzó; le dije: si tú quieres también nos damos unos coñazos si quieres que lo resolvamos así, pero tú eres el que le lleva la información.  Ese trujillano vendió su alma al diablo. Lo repito: Lewis Pérez, secretario de la Coordinadora Democrática, era el mayor infiltrado que teníamos nosotros dentro de la organización y todo se lo pasaba a José Vicente Rangel mano derecha de Hugo Chávez.”


Asegura no ver salida en este momento, “caemos en lo mismo, una oposición política que es una sociedad de cómplices que avala al régimen, que le da piso político y que lleva a la sociedad engañada a elecciones tras elecciones que están amañadas, que están controladas. Que no hay salida por la vía electoral lo digo desde hace más de 12 años, Chávez hizo un Consejo Electoral como su traje a la medida. El padrón electoral lo manejan como les da la gana, lo aumentan, lo rebajan, lo cambian, como la salamandra cambian los circuitos para favorecerse. No se deberían realizar elecciones mientras verdaderamente no se depure el padrón electoral y las autoridades. Yo estoy claro y convencido que somos mayoría, pero estoy claro y convencido de que están controlando y están manejando todo.  Siempre dije que las maquinas electorales, que son de lotería italiana, eran bidireccionales y que aunque supuestamente estaban desconectadas, estaban conectadas por vía wi fi a otra sala electoral donde había más de 20 monitores uno por estado y donde se observaba en tiempo real quien estaba votando y cómo. Ellos saben en cada mesa quien no ha votado y va gente para que vote, si se revisan las huellas en los cuadernos electorales, no van a coincidir con el votante, pero todo eso está cuadrado, todo está manejando, y todo lo sabe también la Mesa de La Unidad. Pero ahí Henry Ramos Allup y Julio Borges negocian con el régimen por sus parcelas de poder, ellos son culpables de lo que el país vive en este momento. Ellos saben que en una dictadura no hay salida por los votos y Venezuela está en una dictadura. El mundo internacional hoy en día sabe de las trampas y está consciente porque los que estamos afuera hemos trabajado para desnudarlos, en ese sentido Eric Evall nos ayudó muchísimo. Basta de callarse, hay que decir que en las elecciones del 2006 con Rosales, José Vicente Rangel y Teodoro Petkoff fueron a conversar con él y le dijeron tú eres el candidato que el presidente quiere y tienes que ser un candidato fuerte, te vamos financiar toda la campaña. Según lo que me dijo Eric Evall le dieron 300 millones de dólares. Entonces vamos a ser claro Venezuela no tiene salida por la vía de las herramientas de la Constitución mientras verdaderamente no se depuren las instituciones y eso no va a suceder porque ahora estamos en una situación peor. Hemos dejado correr todo esto y el único que se ha venido favoreciendo ha sido el régimen a costillas de 25 mil muertos todos los años. ¿Cuántos muertos llevamos? ¿Cuál es el costo que tenemos hasta este momento? La delincuencia en Venezuela es lo que fue el paredón abiertamente en Cuba, ahora se utiliza por la vía de la delincuencia y de los pranes para limpiar de opositores al país. Ellos armaron dentro de las cárceles a todos esos grupos para usarlos como grupos de choque contra la sociedad en su determinado momento. Yo respeto mucho a todos aquellos que luchan por encontrar una vía constitucional y yo no la descarto yo no le digo a la gente que no vaya a votar. No, ese es un derecho que usted tiene, pero no es suficiente, no es la solución y por el contrario cada vez que vamos a elecciones legitimamos más como demócrata a un dictador.”

Reconoce que no fue fácil encontrarse de un momento al otro en un país extraño, “sin ningún amigo prácticamente, aunque si tuve venezolanos que no conocía aquí y que me tendieron una mano, pero es muy duro y muy difícil. Pero creo que mis valores están fundamentados en mi formación por mis padres. Soy hombre que vengo de abajo, que he sabido estar abajo, en el medio y arriba; hoy vuelvo a estar abajo, pero con principios y valores, me acuesto todas las noches y me duermo en paz con mi conciencia.  Y te voy a echar un cuento: en el 2004, estando aquí, a mí se me acerca,  cuando el referéndum, a mí viene un personaje de parte de Dídalco Bolívar, a su vez de parte de Chávez y me ofrece tres millones de dólares. Me dice: ¿te das cuenta cómo te han abandonado toda tu gente? Un empresario de Maracay. Chávez te manda a decir que te engañaron, que te utilizaron pero que cuánto perdiste, ¿tres millones de dólares? Dime dónde te los van a poner, pero tú acompáñame a una casa aquí en Weston que te vamos a grabar donde tú le vas a mandar un mensaje a la nación de que el país necesita unos cambios y que Hugo Chávez es el personaje que trae la transformación de Venezuela en beneficio de todos los venezolanos y que lamentablemente tú te equivocaste. Yo le dije: mira, yo estoy necesitado de dinero pero todos los días comen mis hijos y como yo, así que creo que todavía no es el momento. Regresó al mes siguiente ¡y me ofreció cinco! Eso fue ahí en la estación de servicio en Panna Express, aquí mismo en Weston, y le dije: mira, yo no sé cuánto vale mi conciencia a lo mejor le vendo mi alma al diablo el día que mis hijos no tengan qué comer, a lo mejor la vendo por mil dólares, pero todavía comemos, difícil pero vivimos decentemente, y tengo un lema que me dijo mi padre desde pequeño: usted podrá engañar a todo el mundo pero jamás podrá engañar a su conciencia y quien engaña a su conciencia no puede dormir tranquilo por el resto de sus días. Te agradezco no vuelvas más, dile a tus jefes que Carlos Fernández muere con las botas puestas.”

 No deja de repetir que su lucha continua por Venezuela, y reconoce tener diferencias profundas con la MUD. “Creo que quienes manejan la oposición en Venezuela le hacen mucho daño al país y a los ciudadanos. ¿Cómo es posible que han dejado a los estudiantes solos? He dicho organícense, el régimen no puede con 30 millones de habitantes, siempre lo he dicho ese régimen, o cualquier gobierno, estará ahí hasta que la sociedad lo decida. No esperemos un golpe de estado porque eso no existe en Venezuela ni puede haberlo porque hay una destrucción total del sector militar. Nosotros en este momento no podemos confiar en que lo que pueda venir después si cae Maduro sea mejor tampoco, porque las Fuerzas Armadas están tan divididas y a su vez destruidas moralmente…, aunque hay cuadros medios, coroneles, con valores intachables que si quieren un cambio. No hay que seguirlos pateando, hay que enamorarlos.  ¿Qué declaraciones hace Henry Ramos Alup cada vez que puede? No vamos a permitir una bota, no vamos a aceptar una bota, ¿tú tienes salida en este momento sin la participación militar? Yo no la veo. Vamos a imaginarnos, ganamos las elecciones, Capriles gana las elecciones, ¿cómo gobierna Capriles? Sí no tienes las fuerzas armadas de tu parte no puedes gobernar en un país como está, al otro día estás fuera del poder. Tenemos que ir a una transición que nos permita reconstruir la institucionalidad del país para entonces poder ir a un proceso electoral en donde se decida por vía de los votos cuál es el destino que quiere llevar el país, pero tenemos que ser sinceros, tenemos que ser reales. Pero ese grupo de políticos sabe que no tiene espacio en esa nueva visión de Venezuela, ¿por qué? Porque la gente sabe que son corruptos y que han participado. ¿Quién es el cuñado de Henry Ramos Allup? Francisco D´Agostino hijo. ¿Quién es Francisco D´Agostino hijo? Un bolichico, y él y su suegro y la constructora Dayco del sector vivienda. ¿Y quién es Víctor Vargas?  El banquero del régimen, con una de cuyas hijas está casado Francisco D´Agostino. ¿Qué estamos haciendo? Un círculo vicioso. ¿En que viajó Henry Ramos Allup a los Estados Unidos en diciembre? ¡En el avión de los bolichico! ¿De qué estamos hablando? ¿Con qué cara se me presenta a mí? ¿Y Julio Borges? todos conocemos su historia, sus alianzas con José Vicente Rangel y sus recibimientos económicos, ¿tú quieres el país o quieres tu situación personal? Decídete. Por eso le digo a todo el mundo, ¿de qué lado te anotas? Yo tengo un partido, ¿te quieres anotar? Se llama Venezuela, ¿te quieres anotar en ese partido? échale pierna, ese es el partido con el cual yo me manejo.”



 Este empresario que ahora usa como  cinco cachuchas “hago de todo, pero muy feliz, saqué la licencia de real state, soy realtor, también soy business consultant de un bufete de abogados especializados en inmigración, tengo una empresa que ubica mercancías y las exporta, y te hablo desde repuestos hasta comida, y también hago el servicio de ir a buscar pasajeros al aeropuerto y llevarlos a las diligencias donde ellos necesitan ir, yo en persona voy, me llaman al 305- 5628666 y les hago el servicio personalizado de traslados a cualquier diligencia.” Sin embargo no cesa de pensar el país y cierra diciendo: “Mando a la gente que se lea a Pinochet. Muy duro decirlo, muy duro, porque no quiero la violencia, ni soy de los que aspiro que tengamos cualquier cantidad de personas desaparecidas pero ¿dónde ha llegado la sociedad venezolana? ¿Cómo controlas ese malandraje? Por eso digo: léanse a Pinochet, no digo que lo apliquen, léanlo.”

© Alfredo Cedeño