Una tasa de 90 fallecidos por cada 100.000 habitantes equivale a 76 muertes violentas cada día, más tres personas cada hora...
La destrucción institucional que continúa padeciendo el país es el factor explicativo más relevante del incremento sostenido de la violencia y el delito, según los expertos
María Santa, escondida debajo de un ataúd, se preguntaba por qué mientras escuchaba el silbido de las balas. El velatorio de un amigo parecía la escena de una de esas películas que echan en televisión, tan violentas que a veces es mejor cerrar los ojos para que la sangre no te salpique la vida.
La mujer había acudido la semana pasada a la casa de sus amistades en la Carretera Vieja de La Guaira y se encontró con una "plomamentazón", uno de los términos que se usan en un país que estira como puede el diccionario para dar cabida a la violencia que les aterroriza desde hace más de una década. Protegida debajo del cuerpo de su amigo y agarrada a una niña, comprobó una vez más que en la Venezuela revolucionaria la realidad ridiculiza a la ficción.
Los dos jóvenes asesinados en el tiroteo del velatorio, cuyos cadáveres permanecieron 12 horas a la intemperie, forman parte de las 27.875 muertes violentas estimadas por el Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV). La ONG ha acudido una vez más a su cita anual ante la censura informativa ordenada por el chavismo desde hace una década.
Una tasa de 90 fallecidos por cada 100.000 habitantes, lo que equivale a 76 muertes violentas cada día, más de tres personas cada hora.... Una de cada cinco personas que mueren asesinadas en América es venezolana. Una guerra no declarada que mantiene al país sudamericano en el pódium de la violencia planetaria.
"La destrucción institucional que continúa padeciendo el país es el factor explicativo más relevante del incremento sostenido de la violencia y el delito. La institucionalidad de la sociedad, en tanto vida social basada en la confianza y regida por normas y leyes, se diluye cada vez más ante la arbitrariedad del poder y el predominio de las relaciones sociales basadas en el uso de la fuerza y de las armas", concluye la investigación de OVV, en la que intervienen siete universidades del país.
Una tragedia que desangra a Venezuela todos los días. Nadie está a salvo en un país donde la violencia es un ciego con una pistola cargada de balas. El OVV destaca este año la mayor presencia del delito organizado, el deterioro de los cuerpos de seguridad, el incremento de los linchamientos, la militarización represiva de la seguridad y el "empobrecimiento rápido, acompañado de la impunidad generalizada", que estimulan las diversas formas de delito.
Pocos se atreven a salir de noche en Caracas, donde se dan cursos para responder en caso de secuestro en las zonas de clase alta/media y se decretan toques de queda en zonas populares. Cuando una motocicleta ruge a tus espaldas, sólo cabe contener el aliento. El miedo al parrillero, el segundo ocupante del vehículo, es exacerbado.
La morgue de Caracas, convertida en el muro venezolano de las lamentaciones, muestra a diario las mismas lágrimas en distintos rostros. El dolor es inusitado, pero la muerte ya forma parte de la rutina del ciudadano.
En otros tiempos, a la capital caraqueña la llamaban la sucursal del cielo. Pocos folletos turísticos quedan ya con ese lema, porque tampoco vienen los turistas. ¿Cómo hacerlo en una ciudad salvaje donde nadie está a salvo? Y es que en Caracas ni los niños ni los policías tienen su salvoconducto al día. En pocos días han muerto al menos cinco pequeños, para un total anual de 272 menores. Juanderling Mijares (tres años) recibió un disparo cuando volvía con su madre a casa con un helado en la mano. Otro de ocho años estaba durmiendo en su casa. La bala asesina entró por una ventana.
El domingo por la noche, en el corazón de Caracas, el ataque contra un puesto de la Guardia Nacional provocó la muerte de un bebé que paseaba en brazos de su madre. En este caso no fueron balazos, sino la explosión de una granada la que acabó también con la vida de uno de los militares y causó heridas a otros siete.
Sólo en el Gran Caracas han caído asesinados 145 uniformados en 2015, en su gran mayoría para robarles su arma reglamentaria. "En Venezuela se perdió el sentido del respeto a la policía y esto explica por qué las personas no les hacen caso, retan a unos y asesinan a otros", reflexiona para EL MUNDO el profesor Roberto León Briceño, director de OVV. "Los delincuentes osan agredir o asesinar policías porque saben que no habrá castigo (la impunidad es del 97%) o que el castigo se decidirá fuera de los tribunales por la acción extrajudicial, la justicia por mano propia de los policías. Por lo tanto se la juegan", añade el investigador.
Cuando Hugo Chávez llegó al poder en 1999, en Venezuela mataban a 4.450 personas al año, una cifra importante, sin duda. Hoy el incremento es vertiginoso y continuado, a costa de los factores ya señalados por el OVV, más la presencia masiva de armas en la calle y el fracaso continuado de las políticas del estado, hasta 23 planes gubernamentales. "A Chávez le falló la ecuación", le gusta decir al criminólogo Fermín Mármol. "Apostó por la inversión social, no reprimió el delito y promovió un discurso violento", resume.
Las películas de Hollywood, Spiderman,Superman, los videojuegos, las series y hasta las telenovelas latinas, sumados a los antivalores del capitalismo, explican para el chavismo un fenómeno que se ha llevado por delante desde 1999 a unas 280.000 personas, más habitantes que tiene Gijón.
La última estrategia desarrollada por el gobierno se llama Operación de Liberación del Pueblo (OLP), operativos militares muy violentos y polémicos, "con uso excesivo de la fuerza", según denunció la ONG Provea. Uno de los objetivos de las OLP es luchar contra el crimen "colombianizado", el que viene del país vecino según la retórica revolucionaria.
Y hasta en eso las cifras desmienten al Gobierno de Maduro. Colombia cerrará 2015 con un nuevo descenso en el número de homicidios, en torno a 12.000, pese a contar con una población de 48 millones frente a los 30 de Venezuela. "La tendencia de toda la región ha sido la estabilidad o disminución en el número de homicidios, salvo Venezuela y El Salvador", concluye el informe de OVV. Hasta Honduras, a la cabeza el año pasado, ha vivido un "descenso importante" en las muertes violentas.
DANIEL LOZANO