Antes que la administración del presidente Barack Obama decida sacar a Cuba de la lista del Departamento de Estado de Estados Unidos de países patrocinadores del terrorismo, los estadounidenses deberían aprender seriamente sobre las denuncias del peligro de los vínculos entre el régimen de Cuba y el islam radical.
Mary Anastasia O'Grady escribe en The Wall Street Journal que aunque el presidente Obama ha sido presionado para cambiar la política estadounidense de sanciones hacia Cuba por parte de activistas de izquierda, que antes de la próxima Cumbre de las Américas en Panamá en abril han sido especialmente activos, sus opciones son limitadas por las leyes que requieren la acción del Congreso para cambiar esas sanciones.
Occidente es muy consciente de la creciente presencia del fundamentalismo islámico en las Américas, pero los responsables políticos pueden estar subestimando la amenaza que representa la alianza en el triángulo configurado entre Cuba, Venezuela e Irán.
Avance islamista
Análisis de inteligencia muestran que las primeras etapas del proceso de avance islamista en la región aparecen en operaciones clandestinas en que utilizan las mezquitas para hacer conexiones dentro de las comunidades musulmanas y luego usar esas conexiones para acceder a la riqueza y ganar protagonismo político.
Cuando estas incursiones iniciales han tenido éxito, Irán ha abierto embajadas y establecido acuerdos comerciales que permitan crear empresas, que pueden ser utilizados como fachada para operaciones encubiertas.
En Venezuela y Bolivia, Irán se ha movido a un nivel superior, mediante el desarrollo de una presencia militar a través de empresas mixtas en las industrias de defensa.
Apoyo desde La Habana
El régimen comunista de La Habana apoya y aplaude esta intervención del islamismo radical en la región. Desde el surgimiento del chavismo, Cuba ha suministrado servicios de inteligencia a Venezuela y sus aliados en la región, especialmente Nicaragua, Bolivia y Ecuador, sus amplias y viejas relaciones con los terroristas musulmanes.
Cuba ha sido especialmente útil a los radicales islamistas proveyéndoles pasaportes e información para procesar legalmente a individuos que, procedentes de Oriente Medio, puedan pasar fácilmente a occidente.
Cuba ha utilizado también su privilegiada posición para intercambiar información de inteligencia con las naciones de ideas afines y enemigas de Estados Unidos, entre ellas Rusia e Irán.
Apunta Mary Anastasia O'Grady que para entender el peligro islamista para el mundo occidental mediante la alianza con países de la órbita latinoamericana es clave estudiar el documento de inteligencia "Canadá en guardia: Evaluación de la amenaza de inmigración de Irán, Venezuela y Cuba".
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