El Papa Francisco
y Nicolás Maduro
Simpatizantes del régimen venezolano se preguntan con qué intención el Papa Francisco recibe a un obispo (Monseñor Roberto Lückert) en audiencia privada.
[¿]Qué tiene de extraño que un sacerdote se reúna con su jefe máximo, el Obispo de Roma, la cabeza de la Iglesia Católica? Así como no puede resultar extraño que los ministros de Maduro se reúnan con éste en audiencia privada.
Un pastor de la iglesia católica tiene entre sus funciones la promoción y orientación de las comunidades para la caridad, la solidaridad, la educación la fraternidad, el acompañamiento a los que sufren, enseñanzas todas de la fe cristiana.
El monseñor Roberto Lückert, presidente de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social de Venezuela, se reunió con el Papa Francisco para informarle sobre la labor pastoral que adelanta la iglesia en este país suramericano. Era evidente que no podía dejar de referirle las agresiones y ofensas de las cuales ha sido víctima el clero por quienes tienen como líder espiritual al finado Hugo Chávez. Así como tampoco podía dejar de alertar a su Santidad, sobre la crisis carcelaria y la violación de los Derechos Humanos de los reos y presos políticos en Venezuela. “Esta situación de injusticia el Santo Padre tiene que saberlo, tiene que saber lo que está pasando en el país”.
Lückert aprovechó la oportunidad para solicitar al máximo representante de la iglesia católica su intermediación en la grave crisis que vive Venezuela. Utilizando su experiencia personal, como ejemplo, el Arzobispo de Coro contó a los medios de comunicación que le esperaban a la salida de la audiencia “que el Ministerio para Asuntos Penitenciarios le ha negado la posibilidad de visitar a los presos políticos cuando ha acudido a las diversas cárceles donde se encuentran recluidos”. Es decir, amigo lector, al obispo el régimen de Maduro no le permite el ejercicio de su labor pastoral y, a quienes se encuentran injustamente tras las rejas, le niegan el consuelo de la palabra de Dios.
En los próximos días habrá un encuentro entre Jefes de Estado: El Papa Francisco y Nicolás Maduro. Quizás la curiosidad periodística debería apuntar hacia qué mueve a Maduro a reunirse en el Vaticano, ¿Fue iniciativa propia o una solicitud del régimen cubano?
Lo cierto es que Monseñor Lückert solo le ratificó a su Santidad lo que en la comunidad internacional se comenta: la violación reiterada de los Derechos Humanos en Venezuela.
Quienes habitamos esta tierra y profesamos la fe católica, elevamos nuestras oraciones para que pronto sean abiertas las rejas de quienes se encuentran injustamente tras ellas. Amén.