“Primera vez que vengo a Abasto Bicentenario y es debut y despedida porque esto es horrible”, describió Morela Mora, quien acudió al establecimiento con su madre en silla de ruedas.
Hombres y mujeres con bastones y en sillas de ruedas se multiplicaban este viernes, como todos los días, en la entrada del Abasto Bicentenario, reinaugurado el jueves por segunda vez este año en Puerto Ordaz con la presencia de altos funcionarios gubernamentales.
Clientes que salían del establecimiento con sus compras de pernil para Navidad y quienes aguardaban en cola desde el jueves para entrar en el establecimiento criticaron el intento del Ejecutivo de hacer ver que el suministro de alimentos es normal y completo.
Morela Mora cuenta que llegó a la cola del supermercado estatal a las 6:00 de la mañana con su madre de 70 años en silla de ruedas. “Es la primera vez que vengo y creo que esto es debut y despedida porque esto es horrible”.
“Esta es la cosa más degradante que hay, porque había gente agarrándose a puños, tuve hasta que pelear con el guardia porque quería que me fuera con mi mama en silla de ruedas para la cola de debajo del sol y no lo hice”.
Entró en el local a las 9:30 de la mañana y aunque pudo adquirir pollo, pernil, carne, arroz y aceite, advirtió que no había leche en polvo, café, pasta, azúcar y papel sanitario, últimos dos productos que sí estuvieron presentes durante la reapertura del jueves.
Los compradores llevan sillas para descansar y paraguas y cartones para protegerse del sol. Es habitual ver bebés en brazos
Dormir y amanecer en cola
Abigail Lezama esperó 14 horas en cola para comprar. Llegó a la fila a las 5:00 de la tarde del jueves para comprar este viernes, dio oportunidad a quien tenía antes de ella en la cola para que se fuera a bañar y cuando ésta regresó hizo lo mismo. Fue a su casa en Cambalache, se bañó y regresó a las 11:00 de la noche con comida y su cepillo de dientes.
“Me cepillé allá afuera con un potecito. Es horrible, me tuve que echar puño allá afuera, porque una muchacha decía que yo no estaba en la cola, pero el resto de la gente me defendió”.
Compró pernil, pollo y carne, entre otros productos, y pagó por todo Bs. 1.860. “Vine por el pernil para llevárselo a mi mamá a El Tigre, pero te digo algo esto que pasa es por mala costumbre de la gente, hay gente que se mete a sacar por vicio y luego revende las harina a Bs. 65 y el aceite que compran acá a Bs. 7 lo revenden a Bs. 80 (…) Hay gente que también madruga para tener posibilidad de meter a ocho personas en la cola”.
Bilexy de Gil, residenciada en Vista al Sol, llegó a las seis de la tarde del jueves para comprar este viernes. “Nos quedamos durmiendo, pero hay que arriesgarse”, afirmó, en un intento por justificar la cruenta espera.
Criticó el intento de ocultar la realidad a los funcionarios gubernamentales. “Ayer cuando vino el ministro no pasaron la cola para que todo se viera bello, y vieran que no había escasez, pero eso es mentira”.
Los clientes critican el tener que hacer colas para comprar alimentos, pero justifican el sacrificio como la única vía para estirar sus ingresos
Piden fin a la escasez
Antonio Heredia, con un cartón a cuestas para resguardarse del sol, expresó que es necesario que esta situación se acabe. “Yo no sé si esto irá a seguir, pero queremos que esto se acabe, de pasar cuatro días para conseguir algo. Esto es feo, compro acá porque es un pelo más económico”, dijo, con los ojos enrojecidos por la inclemencia del sol.
“Tenía como cuatro meses que no venía, pero vine porque es más económico y se consigue más”, expresó por su parte Luzmira Sosa Rey, quien recordó en medio de la espera cómo antes nadie se daba “mala vida” para comprar la comida.
Correos del Caroni
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