viernes, 14 de agosto de 2015

THABATA MOLINA: Un traje a la medida para Cilia


“Ante eventual renuncia
de su consorte…”


■ Fue diputada, procuradora, primera combatiente, animadora de televisión y ahora podría terminar siendo la primera presidenta mujer de Venezuela.

■ Cilia Flores comparte sue tiempo entre permanecer guindada de la mano derecha de Nicolás Maduro y la animación de un programa de televisión dominical.

Una mala jugada del destino podría llevar a la actual primera dama, Cilia Adela Flores, a convertirse en la primera mujer presidenta de Venezuela. ¡Sí, suena terrible!, pero con el país como está, es una opción muy posible, y ya les explicó por qué.

Después de 16 años manejando un país al que llevaron prácticamente a la ruina, sabemos que el chavismo no da pasos en falso. Que cada atropello, cada cargo reciclado y cada arremetida contra los venezolanos forma parte de una estrategia que solo tiene un propósito: perpetuarse en el poder, aunque tengan que violar la Constitución una y mil veces.

El pasado lunes 3 de agosto Nicolás Maduro anunció que su flamante esposa, mejor conocida como la “primera combatiente”, sería candidata por el estado Cojedes –en pleno centro de Venezuela, y bastión “chavista”– a las elecciones parlamentarias que se celebrarán el próximo 6 de diciembre.

El solo anuncio, de por sí, tiene varios elementos que hacen ruido. Por ejemplo, Cilia, tu candidatura viola abiertamente el artículo 188 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que en su tercer parágrafo establece claramente que para ser elegido diputado de la Asamblea Nacional debes “haber residido cuatro años consecutivos en la entidad correspondiente, antes de la fecha de la elección”. Cilia, tú no vives en Cojedes, vives en algún bunker en Caracas.

Seguramente Cilia no tendrá que echarse el viaje hasta la sede del Consejo Nacional Electoral de Cojedes para poder inscribir su candidatura. Ella tiene línea directa con la señora Tibisay Lucena, que solo cuando le conviene, hace cumplir las leyes.

Dentro del chavismo, muchos son los que aseguran que es doña Cilia la que realmente tiene el mando, y que ella está a la cabeza del combo que puja por evitar que el señor Diosdado Cabello haga de las suyas.

Si partimos de ese hecho, tiene más sentido la postulación de Cilia, porque de llegar por segunda vez ocupar una curul dentro de la Asamblea Nacional, seguramente irá de nuevo a la presidencia del Parlamento. Todo con tal de que Cabello no repita.

Flores salió de las filas de la extinta Policía Técnica Judicial y fue presidenta de la Asamblea Nacional entre 2006 y 2011. De ahí fue derechita a ocupar el cargo de procuradora general de Venezuela, gracias a un decreto de Hugo Chávez, y ahora comparte su tiempo entre estar guindada de la mano derecha de Nicolás y la animación de un programa de televisión que transmiten los domingos a través de VTV, para hacer propaganda del Gobierno, obviamente.

Mientras estuvo al frente de la Asamblea, se le acusó en reiteradas oportunidades de querer convertir aquello en un “jardín de Flores”, con la asignación de cargos importantes a personas de su familia. Nepotismo del siglo XXI. Lo mismo sucedió en la Procuraduría y obviamente sucede ahora que su esposo es el presidente de Venezuela, porque hasta su exmarido ocupa un cargo dentro de las filas del poder.

Con el crítico panorama político, económico y social que tiene Venezuela actualmente, donde la popularidad de Nicolás Maduro es inversamente proporcional a la inflación y la escasez, colocar a Cilia Flores al frente de la Asamblea Nacional, la podría elevar directamente a la Presidencia de la República ante una eventual renuncia de su consorte. Es decir, todo quedaría entre familia, una vez más…

El solo hecho de pensarlo es aterrador. Pero antes de ir a las elecciones del 6 de diciembre, es necesario que se analicen todos los escenarios y que a la hora de la verdad, no haya sorpresas de último minuto.


Por: Thabata Molina