Venezuela se hunde en un lodazal
de corrupción y narcotráfico…
Hoy 4 de febrero, fecha ésta en la que el oficialismo conmemora la fracasada asonada militar de 1992, leo en la página web de RNV lo siguiente:
“… Hugo Chávez, quien cargó con la responsabilidad de la insurrección, fue capturado y encarcelado. El 4 de febrero encendió en el pueblo una llama poderosa que le hizo despertar ante la corrupción y la indolencia de una burguesía que no gobernaba por el bien de la Patria, sino para engordar sus cuentas bancarias…”
Es decir, amigo lector, la lucha contra la corrupción fue “una llama poderosa”, inspiradora para que los soldados liderados por el finado se alzaran contra la democracia y poder trasladar los dineros de las arcas de la Nación a los bolsillos de los “nuevos burgueses” enquistados ahora en el régimen revolucionario, y engordar en dólares y euros sus cuentas bancarias.
Qué bien calza el dicho español “aquellos barros nos trajeron estos lodos”, porque sin duda alguna que Venezuela se hunde en un lodazal de corrupción y narcotráfico.
El actual gobernador del Táchira, José Gregorio Vielma Mora, escribía en fecha similar a ésta en 2012 su justificación de la fallida asonada: “Los oficiales autores de la rebelión del 4 de febrero de 1992 lo hicimos como una reacción al estado de descomposición social e institucional de los gobiernos nacidos del Pacto de Punto Fijo”… y más adelante agregaba: “Iniciamos el tránsito hacia nuestro socialismo dirigido hacia la democratización de los grandes medios de producción para sustituir la acumulación de capital por una mayor satisfacción de necesidades”.
Bajo esta lógica, la mesa está servida para salir de una administración señalada en el mundo entero como corrupta, lavadora de dineros mal habidos y exportadora de violaciones a las democracias latinoamericanas. Bajo la óptica de los soldados de entonces, los venezolanos hoy, más pobres que nunca, sin medios de producción porque la dictadura los expropia, confisca y roba, debemos hacer todo para dar al traste con quienes nos tienen sin pollo ni carne, sin leche ni azúcar, sin champú, jabón ni papel toilette, sin medicinas, y nos obliga a permanecer durante horas en colas ante los expendios de productos para ver “qué hay hoy”.
Venezuela ha ido perdiendo su identidad desde entonces. A su posterior llegada al poder nos cambiaron el nombre del país, la bandera y el escudo. Nos redactaron una nueva constitución para violarla mejor, acabaron con las instituciones y nos llenaron de cubanos los cuarteles. Acabaron con la Soberanía Nacional. Botaron del país a empresas petroleras con amplios conocimientos técnicos para traer otros extranjeros que nada saben del negocio. Humillaron a los venezolanos capacitados para colocar en sus puestos a neófitos en el asunto. Devaluaron la moneda.
Le vendieron al pueblo que seríamos una potencia a punta de gallineros verticales, cultivos hidropónicos, rutas de empanadas, saraos y saraítos, tomateras, centrales azucareras, fábricas de cohetes espaciales, de carros iraníes y cementeras, fábricas de canaimitas y pañales guayuco.
Pasamos de ser un país de gente alegre y cordial a ser un narco-estado, donde la noche apagó la fiesta y enlutó hogares. Por ahora… no hay Patria. Tenemos que rescatarla para reconstruirla… es lo que nos toca.
Por: Nitu Pérez Osuna